El huerto de mi amada – Alfredo Bryce Echenique

El huerto de mi amada

            EL HUERTO DE MI AMADA

Alfredo Bryce Echenique. Editorial Planeta, 2002.

Alfredo Bryce Echenique nació en 1939 en Lima dentro de una familia de abolengo de la alta burguesía. Su padre y abuelo fueron banqueros y su bisabuelo materno ostentó el cargo presidente constitucional del Perú. Su familia rechazó su vocación de escritor lo que lo condujo a  estudiar Derecho. Con el pasar de los años, sin embargo, se formó en literatura francesa clásica en 1965 y contemporánea en 1966 en La Sorbona, Francia. Se inició como escritor en 1968, y desde entonces ha escrito once novelas, ocho cuentos, además de varios ensayos y textos biográficos.

El huerto de mi amada  es una obra de donde se rescatan dos grandes elementos: el estilo y la temática. Empezaré por lo más simple que es la trama. El eje de la novela es la historia de amor de una pareja  dispareja: Carlos, un muchacho de diecisiete años que se enamora locamente de Natalia, una mujer que le dobla la edad y que corresponde a su amor con la misma intensidad. A través de esa relación, Bryce Echenique nos muestra el amor relampagueante, tierno, erótico, incrédulo, decidido, alegre, temeroso, desprejuiciado, despechado, celoso. Es decir, el amor de las nubes y el de las tinieblas.

Carlos y Natalia pertenecen a la clase alta, ella es bella y divorciada, él acaba de terminar sus estudios secundarios. Familia y amigos rechazan frontalmente esa relación, hasta el punto que el padre de Carlos sienta una denuncia contra ella como corruptora de menores. La pareja huye a una de las casas de Natalia, su huerto, al cual Carlos bautiza como El huerto de mi amada en honor al título de un famoso vals peruano. Poco después se van a vivir a Francia, donde, años más tarde, el matrimonio colapsa. Cerrado ese capítulo de su vida, Carlos se casa con una mujer contemporánea.

Lo primero a comentar es que ese relato se parece sospechosamente –en sus rasgos generales- a la historia de amor verídica de Mario Vargas Llosa y Julia Urquidi ocurrida, además, en la misma ciudad y la misma época señaladas en la novela; lo cual menciono solo como anécdota afirmando que puede haber sido su fuente de inspiración pero no tiene ninguna otra importancia. Más interesante es la presencia constante de los mellizos provenientes de una familia venida a menos económicamente a raíz de la muerte de su padre, y que interesadamente se hacen amigos de Carlos como parte de sus tantos planes para lograr insertarse un medio socio-económico más alto. A través de ellos, el autor ridiculiza el arribismo en todas sus facetas. La relación que tienen los miembros de esa familia –más la de la llamada servidumbre- con las personas de la alta sociedad sirve de pretexto para introducir el tema del racismo y sus complejidades.

El estilo con el que escribe Bryce Echenique es sin duda lo más valioso de esta obra. El autor está lleno de humor, de ironía, de sencillez, de gran sentido de lo qué es artificial, y de recursos literarios. Un rasgo distintivo es que el enfoque del narrador es cambiante, a veces mira, describe o cuenta desde afuera pero de pronto se adueña del personaje y comienza a hablar a través de él; desaparece el narrador pero el personaje que nos abre sus sentimientos, sus temores. Igualmente, al describirnos los hechos –y sin que esto quede necesariamente claro─ introduce el imaginario de algunos de los personajes, quizá en diálogos que son en realidad monólogos; algo que puede marear un poco al lector haciéndolo perderse entre lo real y lo ficticio de la novela. No hay mucha distancia entre esas fantasías y los elementos surrealistas que también se introducen cuando Carlos habla con Dios a través de sus sueños y sus pensamientos; y con su abuela en su lecho de muerte después que ella ha fallecido. No es que él les hable a ellos unilateralmente sino que conversan entre ellos.

El autor exagera el perfil psicológico de los protagonistas, caricaturizando lo que ellos representan; lo mismo con los hechos, mostrándolos como parodias. No conoce la gravedad sino la comedia, la sonrisa lúcida. Escribe con naturalidad, como si se deslizara en un largo tobogán de frases que nunca terminan o como si conversara amenamente, mostrando su dominio del registro del lenguaje oral. En este estilo caben perfectamente jergas, dichos, y la idiosincrasia de estos personajes limeños que cualquier persona que provenga de esa ciudad, de esa época y de ese medio reconocerá gozosamente.

La novela recibió el premio Planeta 2002. Merece la pena leerla.

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El entenado – Juan José Saer

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                   EL ENTENADO

Juan José Saer. Editorial Seix Barral, 2002.

Juan José Saer nació en la provincia de Santa Fe en Argentina en 1937 y falleció en París, Francia en 2005. Es considerado uno de los escritores argentinos más importantes e influyentes. Tres de sus novelas suyas —entre ellas El entenado— figuran en la lista de los mejores cien libros en lengua castellana de los últimos veinticinco años (es decir entre 1982 y 2007).

Este relato fue inspirado por la historia verídica de Francisco del Puerto, un muchacho que a principios de 1516 acompañó a Juan Díaz de Solís en su expedición hacia el Río de la Plata. Cuenta la historia que cuando el capitán y un grupo de su tripulación –entre ellos el joven grumete- descendieron a una isla de la costa oriental del río, fueron atacados por un grupo de indígenas que  terminó asesinándolos para después comerse a cada uno de ellos en un acto de canibalismo ritual. Se ha cuestionado la verosimilitud de este último hecho pero sí es cierto que el único que se salvó fue el joven Francisco, el cual permaneció viviendo con la tribu durante más de diez años. Y de eso trata la novela, de un grumete que vive exactamente la misma experiencia, con la diferencia de que en la obra no se especifican fechas o lugares ni se usan los mismos nombres.

Ese único sobreviviente del enfrentamiento entre indígenas y europeos es el entenado. El enfoque de la obra lo da un narrador que es el entenado mismo convertido en un hombre anciano dedicado a compartir sus recuerdos y pensamientos, dejando testimonio escrito de sus vivencias.

Se ha dicho que es una novela histórica pero realmente no lo es. La obra es más bien de carácter antropológico con reflexiones filosóficas. No empieza así ciertamente pero en eso se convierte. El relato se inicia con un viaje marítimo, y ya en este el autor explota la atmósfera de ruptura con una vida normal, o sea esta en la que tener la  tierra bajo nuestros pies nos da una sensación de cobijo que el mar nos quita. Y así transcurre la travesía hasta que se llega a la isla. A partir de ese momento, el entenado se dedica a compartir con nosotros su experiencia de convivencia con los indígenas así como sus observaciones sobre su forma de vida, a pesar de que pareciera no entenderla cabalmente. Luego, nos narra el regreso a su cultura de origen diez años más tarde, donde vive el desconcierto de sentir que no pertenece más a esta. Nos cuenta en qué se convirtió su vida a partir de ese momento, y sobre todo, las sensaciones y reflexiones que lo marcaron y acompañaron el resto de sus años.

Sus interrogantes son muchas y parten del particular modo de vida de la tribu indígena. ¿Un  ejemplo? Veamos el que sigue. El autor entra en cuestionamiento de la existencia de las cosas, de la veracidad de su relato, de la certeza de poder distinguir entre sueños, recuerdos y realidad ya que los indígenas perciben el mundo como precario e incierto. Esa incertidumbre no radica solo en el hecho de constatar que el mundo cambia o muere sino en la conciencia de que se accede a este con mucha dificultad. En consecuencia con este modo de pensar,  en la lengua indígena no existe el verbo “ser”, lo más cercano a ello es el verbo “parecer”. Las cosas son en relación con nosotros; así que, en realidad no son sino que parecen. El árbol no es un árbol sino muchos árboles porque están en continua transformación dependiendo de sus cambios y de cómo se actúa con ellos, porque de esa interacción depende su vida. Igualmente, los indígenas y su tierra son un solo ente, inseparable. De ahí que necesiten tanto reafirmar su presencia, desarrollar una identidad, protegerse del cambio y buscar testigos de su existencia.

Hay muchas más disquisiciones, y sus análisis son dichos de manera enrevesada, dubitativa, filosófica, peregrina. No es una novela recreativa sino de profunda y compleja reflexión. El título mismo de la obra da que pensar, nunca se sabe nada de la infancia del entenado, de su familia o del lugar de dónde él provenía, no se sabe si fue su padre o su madre quién le faltaba, no se le presenta arraigado a nada ni nadie, no se le da nombre, no se le conoce pareja, no podríamos asegurar que era entenado. ¡Y sin embargo es el título del libro! A mi modo de ver esto puede significar que el entenado representa al abandonado, al que no pertenece a ningún sitio, al desterrado, al que no se ha encontrado a sí mismo ni a su guía y que, sin embargo, busca entender el mundo.

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Del amor y otros demonios – Gabriel García Márquez

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       DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS

Gabriel García Márquez. Editorial Sudamericana S. A., 1995.

Gabriel García Márquez (GGM) nació en Colombia, departamento de Magdalena, Aracata, en marzo de 1927. A los 55 años, en 1982, recibió el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca justificó esa decisión diciendo que el autor había logrado mezclar lo fantástico con lo real mientras presentaba los conflictos de Latinoamericana. Se referían al estilo que GGM ha hecho famoso y que se denomina realismo mágicoGGM es reconocido también por sus posiciones políticas ya que ha manifestado abierta simpatía por la revolución cubana y es amigo de Fidel Castro. También ha sido mediador entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano, entre el grupo M-19 y el gobierno de Betancourt, y entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Andrés Pastrana.  

Del amor y otros demonios nos habla de Historia y del poder de la Iglesia católica en la época en que el virreinato español todavía gobernaba algunos países de Latinoamérica. En ella hace interactuar a diferentes clases sociales presentándonos sus ambiciones, mezquindades, amores y desamores. Está ambientada en la segunda mitad del siglo XVIII en Cartagena de las Indias, puerto colombiano donde se traficaba con negros traídos de África.

Su protagonista es Sierva María, una niña blanca de 12 años, hija del marqués de Casalduero, don Ygnacio de Alfaro y Dueñas y de su esposa Bernarda Cabrera, una mestiza proveniente de una familia arribista. La niña fue abandonada por su madre y descuidada por su padre desde el comienzo de su vida de modo que terminó siendocriada por los esclavos yoruba de la casa, bajo el mando de una negra esclava llamada Dominga de Adviento. Esta amamantó a la niña, la bautizó y la consagró a Olokun. La niña aprendió tres lenguas africanas: mandinga, yoruba y congo, aprendió a cantar en todas ellas, aprendió a bailar, a degollar animales, a comer criadillas y  a beber sangre de gallo, a creer en los simbolismos de los collares indígenas y, en general, a vivir la cultura de los negros que la criaron y amaron.

Un día la mordió un perro callejero rabioso. Se esperaba que fuera contagiada de la rabia y muriera, pero eso nunca sucedió. Sin embargo, Sierva María fue acusada estar poseída por el demonio, un mal no menos grave que el de la rabia. Se le encerró en un convento regido por una abadesa de poca inteligencia y menos sensibilidad, quien además tenía fuertes y antiguas rencillas con el obispo. El trato a Sierva María fue producto de dichas limitaciones.  Mientras tanto el obispo le encargó al padre Cayetano Delaura exorcisarla. Sucedió lo inesperado: Cayetanose enamoró profundamente de la niña. El obispo se enteró por confesión propia de Cayetano de sus sentimientos; en consecuencia lo destituyó de sus funciones enviándolo a un hospital a cuidar enfermos de lepra. Eso no impidió que él encontrara la manera de seguir viendo a Sierva María a escondidas y lograra conquistar su corazón. Ambos vivieron noches de romanticismo y pasión hasta que llegó el desenlace de la historia.

Muchos aspectos brillantes en esta obra la hacen alcanzar la talla de las grandes producciones literarias. Para empezar señalemos el extenso vocabulario manejado por el autor, algo inusual incluso entre escritores de renombre. Más admirable aún es que el autor identifique en cada personaje a un grupo social, y que al hacer encontrarse a estos personajes, refleje las relaciones que se entretejían en esos grupos en aquella época. ¿Quiénes están en entredicho? La Iglesia (abadesa, monjas de clausura, padre, obispo) y la institución de la familia (la del marqués y su esposa Bernarda, la de los padres de cada uno de ellos) y los agentes de la autoridad (el marqués y su mujer). En la novela muchos de estos personajes parecen estar poseídos por el mal (de ahí la referencia a los demonios). Lo valioso de cuestionarlos es que al hacerlo se pone en controversia todo fundamentalismo religioso y se evidencia la facilidad con que pueden quebrarse los valores morales cuando se trata de conformar una familia o cuando se trata de ejercer el poder si las ambiciones o la desidia personal están de por medio. Los negros africanos o su mestizaje salen victoriosos de esta confrontación por lo que la novela es en cierto modo una revalorización de estos grupos culturales.

Sierva María es el símbolo del dolor y del valor, una víctima que sufre las consecuencias de una sociedad inmadura y malsana. Ni siquiera el amor de Cayetano pudo salvarla porque incluso ese amor fue considerado demoníaco como bien insinúa el título de la obra (obsérvese que este identifica al amor con un demonio). Tampoco la salvó la cultura —simbolizada en la poesía de Garcilaso de la Vega y en la sabiduría de Cayetano— ni la ciencia —representada por el médico disidente portugués Abrenuncio de Sa Pereira Cao. Es decir que nada pudo más que el poder de la Iglesia.

Es admirable también el trabajo del paratexto (lo que se escribe fuera del texto propiamente dicho, incluyendo el título). Gabriel García Márquez inicia la novela introduciéndose a sí mismo como personaje. Nos cuenta que el 26 de octubre de 1949, ejerciendo sus funciones de reportero, lo enviaron al convento de Santa Clara  en búsqueda de una noticia. La consiguió, ya que fue testigo del descubrimiento del peculiar cadáver de una niña. Hasta aquí estamos frente a la determinación del carácter real de la novela, o al menos de su origen ya que  el mismo autor  así nos lo dice. Sin embargo, inmediatamente nos habla de la larga y viva cabellera de este cadáver, la cual contaba con veintidós metros y once centímetros, lo cual es explicado por el maestro de obras sin ningún asombro ya que según su él “el cabello humano crecía un centímetro por mes hasta después de la muerte, y veintidós metros le parecieron un buen promedio para doscientos años”. El autor recordó entonces que su abuela le hablaba de “la leyenda de una marquesita cuya cabellera se arrastraba como cola de novia”. Este elemento confunde la ubicación del lector. ¿La obra está basada en un hecho real o es una invención? ¿Podría ser cierto que se hubiera descubierto una cabellera tan larga? ¿podría ser cierto que esta hubiera crecido hasta después de la muerte de la niña? Es obvio que Gabriel García Márquez hace esto intencionalmente. Este es un ejemplo claro de lo que se ha dado en llamar realismo mágico,que no consiste en introducir la magia en la narración como muchos creen, sino en hacer pasar los hechos irreales e inconcebibles como si fueran reales.  

Finalmente quisiera compartir algunos elementos que enriquecen la obra, al menos para quienes nos interesamos en el llamado turismo literarioy que creemos añaden una emoción interesante a la lectura. La casa donde supuestamente nació Sierva María existe y perteneció al marqués de Valdehoyos, encargado de importar harina y esclavos a la ciudad. El convento donde encerraron a Sierva María es hoy en día el Hotel Santa Clara. El lote contiguo al convento por donde Cayetano entraba a ver a Sierva María por las noches es hoy en día ni más ni menos que la casa del propio Gabriel García Márquez.

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Cuando ya no importe – Juan Carlos Onetti

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            CUANDO YA NO IMPORTE

Juan Carlos Onetti. Editorial Alfaguara Literaturas, 1995.

Juan Carlos Onetti (1909-1994) nació en Montevideo, Uruguay. Desde su muy temprana juventud comenzó una carrera como redactor en el semanario Marcha, más tarde trabajó en La Prensa, la agencia de noticias Reuters, las revistas Vea y Lea e Ímpetu. En 1974, a la edad de 65 años, fue encarcelado por la dictadura de Juan María Borbaberry quien le atribuyó acciones subversivas. Cuando se logró su libertad Onetti partió hacia España donde viviría el resto de sus días. Los últimos cinco años de su vida estuvo aislado y postrado en su cama. En esa época escribió el libro que reseñamos en este artículo siendo su última creación. Ha recibido numerosospremios y ha sido reconocido como el escritor que abrió las puertas a la literatura moderna en Latinoamérica.

Cuando ya nadie importe es, al parecer, un libro que solo puede entenderse conociendo la obra previa de Onetti así como el momento en que la escribió. Sin ese contexto lo que puede decirse de la obra es que su protagonista es Carr, un intelectual solitario —identificado con Onetti—  que habita un pueblo sórdido, alicaído, inmoral ydecadente, lugar en el que ha aceptado trabajar huyendo de la angustia de la pobreza. Su trabajo es bien remunerado pero debe viajar con una identidad falsa. Más tarde descubre que su trabajo es una cortina de humo que encubre actos de contrabando. Vive una serie de sucesos extraños o deprimentes que parecen mentiras o invenciones desordenadas. Anota todos estos sucesos en un diario que carece de orden estricto hasta que la vida se le va acabando junto con las páginas del libro. Me atrevería a decir que no es una historia que pueda considerarse extraordinaria. Sin embargo, hay un contexto que añade valor a esta historia. La consideración más importante consiste en recordar que este es el último libro que escribió Onetti. Fue redactado íntegramente mientras él estaba postrado en una cama, dicen que voluntariamente, no lo sé. Pero es cierto que el autor sabía —así lo ha declarado— que después de este libro no volvería a escribir. Esto convierte su libro en una obra de adioses, un libro donde se cierran muchas puertas.

Los críticos han querido encontrar en este libro el testamento de Onetti pero discrepo de esa percepción. Onetti mismo nos lo dice en el prólogo del libro:

“ Serán procesados quienes intenten encontrar una finalidad a este relato; serán  desterrados quienes intenten sacar del mismo una enseñanza moral; serán fusilados quienes intenten descubrir en él una intriga novelesca».

O sea que la obra no persigue un propósito, no pretende dejar una lección y ni siquiera es considerada una creación literaria. No es un testamento porque no quiere legar nada. Entre paréntesis debo decir que la advertencia que acabamos de citar es adjudicada a Mark Twain, quien la habría enunciado en el prólogo de Huckleberry Finn. Que Onetti no lo clarificara parece no ser extraño en él.

A ese párrafo le sigue una nota atribuida a Jorge Luis Borges donde el célebre escritor afirma que realmente no escribe para nadie, excepto para sí mismo. Estos dos elementos confirman, a mi modo de ver, el motivo que inspira a Onetti a escribir este libro: despedirse. Revisar su camino, expresar sus más profundos sentimientos, nombrar sus amores, decirle adiós a su vida.

Veamos entonces de qué o de quién se despide Onetti. De su ciudad natal. En este libro Carr no solo emigra de Monte sino que vuelve a esa ciudad para siempre, antes de morir. Se despide también de su ciudad inventada, aquella donde narró muchas de sus historias —Santa María aquí llamada Santamaría. ¿Por qué sería esta una despedida y no una vuelta al escenario de siempre? Porque a través de la obra la va convirtiendo en un pueblucho, va haciéndola morir (de ahí que cambiara su nombre que es otra forma de matarla). Se despide también de uno de sus personajes más queridos, inventado durante la creación de su literatura, el doctor Díaz Grey. Nuevamente, como en el caso de Santamaría, no se trata de una muestra más de intertextualidad, algo común en la obra de Onetti, sino de la transformación del personaje al cual va degradando paulatinamente. Quizá se despida también de algunos de  los hechos o dichos más importantes creados anteriormente porque repite muchos de ellos, incluyendo algunos que han sido inspirados en su vida real, como por ejemplo, sus inicios en el mundo laboral, la pobreza compartida con su pareja, etc. Ligado a esto está también la mención de algunos de sus autores favoritos,  normalmente no mencionados en otros escritos —Albert Camus, André Gidé, Céline. Se despide también de su destino de escritor cuando Carr habla de su necesidad de escribir y de cómo ha hecho de la mentira su profesión.

Su penúltima despedida es la de una mujer a la que amó, su Lejana, a quien le dedica un hermoso párrafo:

“En la vida de todo hombre normal y maduro hay siempre una mujer lejana. Por la geografía o los días. Nunca volveré a ver a mi lejana. Si vive, pisa un punto de la tierra ignorado por mí. Y si llegara a producirse el milagro, ya marchito, del reencuentro, tampoco te ofrecería mis apuntes como lectura. Tal vez, Lejana, te mostrara el montón de hojas como una avergonzada y lastimosa prueba de que yo he existido en tu ausencia”.

Finalmente se despide de la vida misma al hacer que Carr se enfrente con la muerte:

“Escribí la palabra muerte deseando que no sea más que eso, una palabra dibujada con dedos temblones. No puedo decir que el cuerpo me haya traicionado nunca ni haya reclamado venganza por mis malos tratos. Apenas, en esta etapa comienza a sugerir análisis, palpaciones, compañías químicas. Sé muy bien que terminará rebelándose […] para obligarme a tenerlo en cuenta, justamente cuando ya no importe demasiado […]”.

Sugeriría acompañarlo primero en su apogeo como escritor antes de llegar a este su último capítulo.

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Cartas a un joven novelista – Mario Vargas Llosa

Vargas Llosa, Mario - Cartas a un Joven Novelista [Portada]

     CARTAS A UN JOVEN NOVELISTA

Mario Vargas Llosa. Editorial Planeta, S. A., 1997.

Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista y dramaturgo, nacido en el Perú el 28 de marzo de 1936. Ha recibido alrededor de un centenar de premios y distinciones donde destaca el premio Nobel de Literatura en el 2010. El tema de sus obras varía ampliamente desde testimonios personales hasta novelas históricas. Escribió Cartas a un joven novelistaen el año 1997, siendo una de esas obras difíciles de encontrar ya que aparecen escondidas en las listas de sus producciones más difundidas.

Esta obra, aunque escrita bajo el género epistolar, es un trabajo didáctico antes que literario.No  por eso menos cautivante. Toda persona amante de las letras —potencial novelista o no— encontrará aquí develados los secretos de un escritor. Los elementos y técnicas que intervienen en la elaboración de una  novela son enumerados, valorados y analizados minuciosamente. Sin proponérselo, además, nos revela —a través de sus referencias literarias— quiénes son los autores que lo han impresionado particularmente (Faulkner, Proust, Cervantes, Kafka, Melville, Borges, Virginia Woolf,  Alejo Carpentier, Joyce,  Juan Rulfo, Cortázar, Onetti, Hemingway,Martorell, etc.). El libro es de un valor inconmensurable. Teniendo tanto que aprender de este, no me siento en capacidad de opinar sobre su contenido. Me limitaré, por tanto, a hacer un resumen de este con la confianza de poder comprenderlo mejor y con la secreta esperanza de que algún lector se anime tal vez a estudiar las cartas completas.

Así empieza: el novelista o la novelista nace con una vocación; es un ser proclive a fantasear, a alejarse del mundo real y a crear mundos alternativos. Sin embargo no hay novelistas precoces, lo cual indica que el escritor también se hace. ¿Qué necesita para ello? Lectura, trabajo y perseverancia.

¿De dónde nacen los temas que se plasman en una novela? De aquello que se impregnó en las propias experiencias de quien las escribe, algo que le habla desde las entrañas. La historia puede que se transforme hasta que esa voz interna pase desapercibida y se le esconda quizá hasta a la misma persona que escribe. Es decir que cuando se escribe con autenticidad, el tema elige al escritor o escritora y no a la inversa. Todo tema es válido porque no es la temática en sí la que decide la suerte de la obra sino la forma en que esta es narrada.

¿Qué requiere una novela para ser un éxito? Autonomía, que haga sentir que tiene vida en sí misma, que no nos haga recordar que la leemos sino que nos engañe al punto de hacernos sentir que la estamos viviendo. La forma es que se escriba determinará si esto se ha logrado o no; es decir el estilo y el orden. El estilo está constituido por las palabras con que se escribe y lo que se va construyendo con ellas; el orden se relaciona con los grandes ejes de una novela. De la manera cómo se armonizan estos elementos resulta la coherencia interna que es la que da el poder de persuasión a una novela.

El estilo se refiere a la coherencia interna y a su carácter de necesidad. La coherencia se precisa con el vocabulario elegido pero también con la extensión de las frases, el ritmo de estas, su rigidez, sus silencios, los signos de puntuación, los énfasis, etcétera. Siempre se requiere de coherencia, aun para describir la incoherencia. El carácter de necesidad indica que la historia requiere de lo dicho y de la manera como se está diciendo para ser narrada; no hay exceso, no hay falta, no hay artificialidad. Si algo se siente forzado o falso, entonces se ha fallado en decir lo necesario. El estilo se crea, se construye como puede verse comparando los primeros libros de escritores famosos con sus obras maestras.

El orden de la novela es su organización. Con el fin de estructurar una narración quien escribe debe enfrentar diversos problemas que pueden dividirse en cuatro grupos: el de la persona que narra; el del espacio; el del tiempo y el del nivel de realidad.

La persona que narra es quien cuenta la historia, se tiende a identificarla equivocadamente con el escritor o escritora cuando en realidad es un personaje inventado. La persona que narra es ya sea un  personaje dentro de la obra, un personaje fuera de la obra pero que lo sabe todo (omnisciente) o alguien que mezcla estas perspectivas. El primer tipo narra desde un yo  o un nosotros; la segunda desde la tercera persona. El uso del puedecorresponder a diferentes tipos de narradores. Muchos novelistas incluyen varios tipos de narradores en una misma obra. Además estos pueden variar incluso dentro de su mismo grupo: algunos pasan desapercibidos, otros opinan, otro le hablan al lector, etc.

El espacio también está determinado por la persona gramatical que se utiliza al narrar. Si es la primera persona, el espacio de quien narra y de lo que se narra se confunden; si es en la segunda persona narrador y narración tienen diferentes espacios. La versatilidad del espacio dependerá entonces de los cambios (o “mudas) que sufra la persona que narra, los cuales a veces son brevísimos.

El tiempo de una novela está basado en la percepción psicológica. Existen tres posibilidades: se narra en presente (el tiempo de quien narra y de lo narrado coinciden; es decir, la historia sucede a medida que se nos la cuenta); se narra desde el pasado hechos que ocurren en el presente o futuro; o se narra desde el presente o futuro para contar hechos del pasado. Cada uno de ellos admite variantes y mudas así como la coexistencia de diferentes tiempos. Hay novelas que avanzan del futuro al pasado, en otras el tiempo pasa para  todos excepto para un personaje, novelas que se las arreglan para no acabar nunca (Rayuela), historias fantásticas que suceden en el futuro o pasado “real”, etcétera. Cuando el tiempo se condensa, la lectura es de máxima concentración y parece más intensa: estamos frente a los “tiempos vivos” o “cráteres” por oposición a los “tiempos muertos”, ambos útiles e importantes.

El nivel de realidad es la relación entre el plano de realidad en que se sitúa el narrador y el plano de realidad en que transcurre lo narrado. Lo planos más antagónicos son el “real” y el fantástico. Así el narrador puede situarse en un plano realista pero relatar algo mágico, mítico o milagroso, por ejemplo. Las variantes que pueden encontrarse son muchas, bastaría que haya dos narradores diferentes para ver los dos planos en la misma obra, uno que cuenta una historia que le contaron pero en la que no cree y otro que asegura ser testigo de esos hechos. Esto se complicaría más si esta última persona sufre de trastornos mentales y al final sabemos que está inventando todos estos sucesos. Por otro lado existe la realidad subjetiva, la de la interioridad humana (emociones, sentimientos, sueños, etc.).  Cuando el novelista o la novelista privilegia alguno de estos planos logra enriquecer nuestro intelecto o sensibilidad haciéndonos descubrir dimensiones antes  inexistentes.

Como la muda es toda alteración que experimenta cualquiera de estos aspectos, existen mudas espaciales, temporales o de nivel de realidad. A veces son numerosas, a veces escasas; pueden ser súbitas o sutiles. La “caja china” o la “muñeca rusa”, por ejemplo, es una técnica que consiste en construir una historia dentro de otra pero no de forma aislada sino articulada; esto normalmente implica mudas de espacio, tiempo y nivel de realidad.

El “dato escondido” es la supresión de información importante para la novela. No es parte del límite que debe imponerse a toda historia ni tampoco la omisión de un dato inútil; la técnica consiste en omitir algo cuya ausencia sea tan fuerte que el lector tenga que elaborar sus propias hipótesis para explicar ese vacío.  Vargas Llosa nos habla, por último, de “los vasos comunicantes” a  los cualesdefine como dos o más episodios que ocurren en tiempos, espacios o niveles de realidad distintos pero que están articulados e intercambian vivencias. No se trata simplemente de sumar sus partes sino de fundirlas, de hacerlas una unidad, haciendo que se influyan o modifiquen mutuamente.

Lo estupendo de este libro no es solo que nos presenta todo estos elementos sino que los analiza a través de diferentes ejemplos literarios. La complejidad y la belleza que derivan de esos textos superan todo concepto que yo haya podido resumir en este artículo. Los invito a leerlo.

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Bartleby y compañía – Enrique Vila-Matas

Bartebly

BARTLEBY Y COMPAÑÍA

Enrique Vila-Matas. Editorial Anagrama. Barcelona, 2002.

Vila-Matas es un escritor español nacido en Barcelona en 1948, autor de veinticuatro obras de narrativa y nueve ensayos. Ha recibido casi una veintena de premios y distinciones, la mayoría provenientes de Europa. El libro que aquí  citamos fue escrito en 1999.

Bartlebly y compañía no es propiamente dicha una novela sino una suerte de investigación que consta de ochenta y seis notas a pie de página, a razón de página y media por nota. ¿A qué texto se refieren esas notas? A ninguno. Son apuntes sueltos sin mayor relación entre ellos. Podríamos decir que se trata de un diario ya que el narrador cuenta de vez en cuando cómo se siente ese día, qué está haciendo o pensando, y comparte algunos recuerdos personales. El único hilo argumental es muy débil: un escritor, que había dejado de escribir durante veinticinco años, vuelve a la narrativa para escribir a propósito del tema de la negativa a escribir. Y ahí nacen las notas.

El nombre de Bartleby proviene del protagonista de un relato del estadounidense Herman Melville -el autor de Moby-Dick. En Bartleby, el escribiente Melville caracteriza a su personaje como un hombre que prefería ‘no hacer’ al punto de terminar dejándose morir de hambre por preferir ‘no comer’.

Las observaciones de Vila-Matas se refieren a los Bartleby, personajes reales, más o menos famosos. Pretenden explicar por qué algunos de esos escritores decidieron no volver a escribir, o por qué otros no han publicado nunca a pesar de tener el potencial para hacerlo. Otros casos apuntan a escritores que buscan permanecer en el anonimato. A través de estos  grupos pasa una centena de nombres, por ejemplo, el mismo Melville, Juan Rulfo, Rimbaud, Arthur Cravan, J. D. Salinger, Julio Ramón Jimenez, Emilio Adolfo Westphalen, Guy de Maupassant,  etc. al conjunto de los cuales los llama “los escritores del NO”.

El texto se ve enriquecido cuando el autor toma argumentos de renombrados escritores -o personajes conocidos al menos- que tocaron este tema directa o indirectamente. Por ejemplo, cita a Kafka ─a quien se refiere reiteradamente─ Oscar Wilde, Julio Ramón Ribeyro, León Tolstói, etc.

Si bien en la obra se mezcla ficción con realidad, el contenido está basado fundamentalmente en hechos verídicos. A través de cada caso nos acercamos al espíritu de la creación, a la personalidad del creador, muchas veces suicida, enajenado, homosexual, extraño, solitario. En el fondo, de lo que se trata es de reflexionar sobre el valor de la literatura. O tal vez debería decir sobre la falta de sentido de continuar escribiendo, como si todo ya se hubiera dicho y no hubiera nada más que añadir, como si el lenguaje no pudiera expresar  la vida, o como si en el caso de que pudiera no valiera la pena dejar de vivir para escribir sobre la vida. Como dice el narrador: “Me dispongo, pues, a pasear por […]  los senderos de la más perturbadora y atractiva tendencia de las literaturas contemporáneas: una tendencia en la que se encuentra el único camino que queda abierto a la auténtica creación literaria; una tendencia que se pregunta qué es la escritura y dónde está y que merodea alrededor de la imposibilidad de la misma y que dice la verdad sobre el estado de pronóstico grave ─pero sumamente estimulante─ de la literatura de este fin de milenio”.

Toda persona que quiera reflexionar sobre el sentido de la literatura podría echar mano de este libro, y ningún escritor debería perdérselo.

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Gabriela, clavo y canela – Jorge Amado

Gabriela, clavo y canela

     GABRIELA, CLAVO Y CANELA

Jorge Amado Biblioteca Amado, Alianza Editorial. Madrid, 1982.

Jorge Amado nació en Itabuna, Bahía, Brasil el 10 de agosto de 1912. Publicó su primera novela a los dieciocho años después de haber experimentado la vida con intensidad. Con esa obra comenzó a desarrollar un tipo de literatura comprometida socialmente. Tomó parte por los desposeídos a quienes convertía en protagonistas y héroes de sus novelas, y a través de quienes denunciaba las injusticias sociales. Esas fueron sus llamadas Novelas de Bahía. Sus próximas obras estuvieron ligadas al ciclo del cacao y denunciaron la explotación de los trabajadores rurales pero introdujeron otros elementos narrativos. Al renunciar al Partido Comunista su obra se vuelve cada vez menos maniquea e introduce en ella la sensualidad y el mestizaje. La novela que aquí analizamos es la que inicia este último periodo. Perseguido políticamente, el autor vivió como exiliado en Checolosvaquia y en París, donde conoció a Sartre. Jorge Amado escribió treinta y ocho obras antes de fallecer en 2001, cerca de cumplir ochenta y nueve años.

Gabriela, clavo y canela es una obra espléndida ambientada en la primera mitad del siglo XX en Ilhéus ─un municipio brasileño del estado de Bahía─ donde se hace el retrato costumbrista e histórico de una pequeña ciudad que aspira a convertirse en grande, se da un gran espacio a los asuntos políticos, y una disimulada notoriedad al rol que se le asignaba a la mujer en aquella época para lo cual se introducen historias de amores o amoríos. Si bien la obra tiene mucho de ficción, encierra también grandes rasgos de realismo ya que Ilhéus no solamente existe sino que su historia a grosso modo corresponde a la narrada por Jorge Amado en este libro.

La economía de Ilhéus se sustenta en las plantaciones de cacao cuya cosecha suele ser abundante y cuyos precios van en ascenso. De ahí proviene la prosperidad de Ilhéus. Los dueños de esas tierras son los «coroneles». Ellos ganaron a fuerza de lucha y uso de armas de fuego no solo la propiedad de los bosques sino también el poder para gobernar Ilhéus encabezados por el «coronel» Ramiro Bastos… hasta que llega el intendente Mundinho Falcáo.

Personajes sobran y con ellos historias: los «coroneles», el maestro, el librero, el ingeniero, el negro Fagundes, el cura («padrino» de todos sus hijos), el juez, el Doctor (que no era doctor), el Capitán (que no era capitán), el donjuán, las solteronas religiosas, y muchos otros más. Estos conforman la atmósfera vivida en aquellos tiempos en Ilhéus hasta un punto tal que el lugar parece cobrar vida. Esta proliferación de personajes ─criticada por algunos─ me parece intencional, tendría el propósito de hacernos sentir la ciudad, familiarizarnos con los tejes y manejes de políticos, leguleyos, etc. así como la importancia de las formalidades, la confrontación de lo tradicional con lo moderno. Solo así podríamos entender más tarde la inusitada belleza de Gabriela.

El de Gabriela es el protagonista de todos los amores nombrados por el autor. Ella es una mujer natural, cándida, extremadamente sensual, libre y ─a juzgar por el éxito de la novela─ cautivadora. Constituye el único personaje verdaderamente elaborado en esta novela ya que a los demás Jorge Amado se conforma con darles nombre y una que otra pincelada de personalidad u ocupación. Es a Gabriela a quien da voz y presencia pero sobre todo una personalidad fuera de lo común. Sabemos de ella más por las reacciones que suscita que por ella misma. Gabriela proviene de un estrato pobre, del «mercado de los esclavos», y sus valores contrastan diametralmente con el modelo de valores establecido en la secular Ilhéus. Por esta razón ─carencia de una convención social─ la obra ha sido clasificada como una novela picaresca, hecho que juzgo como un desacierto porque Gabriela carece de la malicia del personaje pícaro, y está lejos de estar detrás del ascenso social, y mucho menos recurrir a todo tipo de actos deshonrosos con tal de alcanzar esa meta como es típico de los pícaros.

Hasta antes de Gabriela, calvo y canela las obras de Jorge Amado habían estado marcadas exclusivamente por el análisis sociopolítico. A partir de este libro se introducen además las relaciones personales dando un giro a su estilo literario; es importante en particular la relación de Gabriela con Nacib. Físicamente, Nacib tiene un aire a Jorge Amado pero es un sirio dueño de un bar, lugar que es el punto de encuentro de muchos de los personajes. Gracias a este negocio y a su necesidad de una cocinera es que Nacib conocerá a Gabriela. Esta llegará del sertão, en el noreste de Brasil, huyendo de una sequía que mataba ganado y sembríos. Sin embargo, se hará esperar. No se dejará ver sino en la página ochenta y cinco (de trescientas setenta y nueve) aunque se le haya nombrado un par de veces antes. De ahí volverá a esfumarse y no se encontrará con Nacib hasta finalizada la tercera parte del libro. Jorge Amado antes que describirla, la dejará hacer y a veces hablar, a ver quién se le resiste.

La obra se inicia con el asesinato de una mujer y su amante en manos del esposo engañado. Nadie juzga la violenta reacción del marido asumiendo que este actúa correctamente. Nadie juzga tampoco que esos mismos esposos se permitan mantener concubinas públicamente o frecuentar el carabet de Ilhéus en busca de aventuras sexuales. Los hombres tienen ese derecho tanto como el portar armas. Las mujeres tienen tres opciones : ser una mujer soltera o casada pero sumisa y decente, ser manceba o ser ramera. Como para demostrar la importancia del tema la anécdota del asesinato no solo abre la novela sino que también la cierra. Veremos que los roles femeninos y masculinos cruzaran toda la obra. En el caso de las mujeres se hará obvia sus insatisfacciones. Aparecerá, por ejemplo, un capítulo para explicar la ley de las mantenidas y así diferenciar esta de la ley de las esposas, quienes obviamente merecen un trato diferente; no faltará la historia de una joven rica y rebelde; el de una concubina insatisfecha, etc.

Jorge Amado no brilla por la belleza, por la organización de su prosa ni por su técnica literaria aunque da muestra de muchos de estos recursos. Técnicamente, por ejemplo, esconde la respuesta de ciertos personajes. A una historia le va sucediendo otra historia paralela pero él no la cuenta hasta el momento en que decide presentársela al lector. A veces ni siquiera se entera uno de esta segunda historia sino que se la deduce por sus consecuencias. En un plano de cambios mayores introduce versos como parte de la historia mezclando así narrativa con poesía, bella libertad que pocos escritores se permiten quizá porque narrativa y poesía son dos géneros muy diferentes y no es fácil que un mismo autor domine ambos. En esos poemas aparecerán las historias de Gloria y de Malvina mostrando sus más íntimos reproches y temores fememinos.

Jorge Amado no se esmera en la técnica, es cierto, pero escribe por una causa y jamás se olvida de ella. En esta obra su lucha principal fue la defensa de la libertad y los derechos de la mujer, aunque tanto hablen los hombres y sobre todo de política (si alguien lo duda recordemos el título del libro). Y aquí mi homenaje para este gran brasileño, un hombre que en el siglo pasado, en un país sudamericano, levantara su voz en favor de las mujeres. Si lo hiciera hoy en día le deberíamos un reconocimiento pero lo hizo en 1958, cuando la mujeres estábamos mucho más lejos que hoy de nuestra emancipación. Jorge Amado merece toda nuestra admiración, nuestra gratitud y nuestro compromiso de leerlo. Por algo es el escritor más reconocido de Brasil.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?

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