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Sin remedio – Antonio Caballero

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                SIN REMEDIO

Antonio Caballero. Alfaguara, 2004.

Antonio Caballero Holguín, bogotano, nacido en 1945 en el seno de una familia adinerada y prestigiosa, fue educado en España, Colombia y Francia. Es escritor, periodista y caricaturista, trabajó en los periódicos El Tiempo, El Espectador y las revistas Alternativa y Semana (Colombia), Cambio 16 (Madrid), la BBC y The Economist (Londres). Es considerado como uno de los críticos políticos colombianos más agudos. Sus caricaturas políticas le merecieron el premio Simón Bolívar en 1994. Incursionó en la novela en 1984 con la obra Sin remedio de la que nos ocupamos en este artículo. 

Si usted es capaz de sobrevivir a la primera parte de este libro donde se encontrará con un personaje  deprimente e indeseable(abúlico, vividor, pusilánime, apático,cobarde, insensible, cínico, zángano, mediocre, algo escatológico, con una sexualidad superficial y fácil de exacerbar, además de  consumidor de marihuana y cocaína) no se arrepentirá de haber continuado leyéndolo.

Ignacio Escobar, que así se llama el susodicho, acaba de cumplir treinta y un años, se mantiene con el dinero que le da su madre cada que él se lo pide, y se recuesta en la mujer con la que vive, cuya presencia le ofrece un cierto orden en su vida. Pasa la mayor parte de sus días tirado en la cama, donde se confronta a la infelicidad de no hacer nada y, lo peor, de no querer nada. La mujer lo abandona. Su rutina se altera pero su vida continúa siendo desdichada. Cuando se ve obligado a salir, deambula. Incapaz de dirigir su destino y con dificultades para negarse a hacer lo que no desea, suele dejarse llevar por lo primero que se le presenta, y es así como le suceden cosas…

La novela tiene un eje y múltiples contenidos. El eje está constituido por las reflexiones filosóficas de Escobar ─simplistas pero profundas─ que nos acompañan a través de toda la novela. Son de corte existencialista (sobre el sentido o el absurdo de la condición humana, la constatación de que las actividades de la vida se repiten por inercia o por costumbre pero que a fin de cuentas son inútiles) y nihilista (Escobar es incapaz de encontrar o darle un sentido a su vida, se resiste a dejarse guiar por alguna ideología para no enajenar su capacidad de reflexión, no reconoce ninguna autoridad, tampoco tiene una fe salvo que creer en la nada sea una, siente que todo está muerto en él, y tal vez desea desaparecer de la vida).

Entre los temas está el retrato de la sociedad colombiana en la década de los setenta (las clases sociales, la izquierda marxista, los militares), la ciudad de Bogotá y el desamor. La imagencolombiana es presentada mordazmente. A leer. La ciudad juega dos roles en la novela: insertar al lector en la realidad y servir de marco a la inanición de su protagonista, para lo cual se da una visión de una Bogotá depresiva en la cual llueve y acecha el peligro todo el año, además de estar llena de basura, de olores pestilentes, de bares de mala muerte, etc. En cuanto a las mujeres, vemos a un Escobar que las desea con mucha ligereza, sin necesidad de desarrollar vínculos de amor o de intimidad para tener relaciones sexuales se desprende de ellas con la misma facilidad. Dichos encuentros son descritos sin remilgos pero normalmente son frustrados, lo cual agrega a su vida más pinceladas de fracaso, vacío y desesperanza.

He preferido nombrar la creación poética fuera del listado que acabo de presentar porque la poesía  se erige no solo como tema sino que también pretende ser eje. Según Caballero, el verdadero objetivo de este libro era hablar de lo difícil que es escribir poesía y dar a conocer una de sus creaciones: el largo poema que publica hacia el final del libro. De acuerdo al autor ese poema es lo más bello de este libroa pesarque la mayoría de lectores se lo salta. Ciertamente, la poesía se pasea por todos los capítulos de esta obra; en ese sentido parece ser eje en la obra. Pienso, sin embargo, que cuando Caballero escribía este libro su yo y sus intenciones fueron tomados por su inconsciente, y afloraron móviles más fuertes. Es así como la poesía se convirtió en tema, y para desdicha del autor, en tema secundario. Lo que nos ofrece como poesía no es bello (los únicos versos buenos pertenecen al Cantar de los Cantares); no obstante, es muy interesante el testimonio que da sobre el proceso de creación.

¿Y qué podríamos decir de la calidad literaria del libro? Es oscilante. El autor escribe bien pero se equivoca, logra mucho y fracasa en mucho también. Logra en su intento de abarcarlo todo pero no en la armoniosa unión de ese todo, logra en la caracterización de ciertos personajes ─el protagonista, el general Buendía, las empleadas domésticas, etc.─y en lo que pretende que representen, logra capturar la esencia de una ciudad en imágenes cortas e impactantes, logra narrar ciertas historias de una manera ágil y muy emocionante, y logra una tremenda agudeza en los comentarios de su protagonista. Sin embargo, su narrativa en general es lenta y repetitiva (excepto que esto haya sido hecho intencionalmente); muchos de sus personajes o hechos carecen de credibilidad (lo cual podría  ser algo positivo si se confirmara que su propósito era hacer una sátira de estos, algo muy probable  viniendo de un  caricaturista; por ejemplo, no parecen reales las reuniones de los trotskistas, tampoco la Hena que comparte su cuarto ni la de la carta ─que no responde a su educación, aunque qué bella esta última Hena). Fracasa en describir a los personajes dejando ese trabajo más bien a la imaginación del  lector. Pierde cuando intenta hacer poesía sin ser poeta, y sobre todo pierde hacia el final de la obra cuando después que esta se le ha extendido varios cientos de páginas y le ha tomado doce años de trabajo, parece haberlo cansado y se precipita en acabarla permitiendo que se imponga la falta de lógica en varios  detalles, dejando cabos sin atar y un cierto sabor a inconsistencia.

Todas estas críticas podrían quedar de lado si se considera que este libro tiene el estilo de la literatura posmoderna europea, que trata justamente de ser fragmentaria, priva a sus personajes de una psicología profunda y escudriña en la identidad y la muerte. Lo que también es cierto, aunque parezca paradójico, es que esta obra entra en la categoría de la denominada novela total, que ambiciona tratar la realidad en la mayor parte de sus manifestaciones posibles. De ahí que despierte tanto interés. Unos la seguirán por sus preocupaciones metafísicas, otros por sus momentos eróticos, otros por su creación poética, otros por su crítica a la aristocracia o la ridiculización de los grupúsculos marxistas de la época al punto de confundirlas con el objetivo de la obra, etc. Cada lector atrapará el libro por donde más lo necesite.Léalo, encontrará de dónde asirse.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?

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