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Guía triste de París – Alfredo Bryce Echenique

Guía triste de París

GUÍA TRISTE DE PARÍS

Alfredo Bryce Echenique.  Alfaguara / Promoción Editorial Inca S. A., 1999.

Alfredo Bryce Echenique nació en 1939 en Lima dentro de una familia de abolengo de la alta burguesía. Su padre y abuelo fueron banqueros y su bisabuelo materno ostentó el cargo de presidente constitucional del Perú. Su familia rechazó la vocación del escritor lo que lo condujo a estudiar Derecho. Con el pasar de los años, sin embargo, se formó en literatura francesa clásica en 1965 y en literatura contemporánea en 1966 en la Sorbona, Francia. Hizo su primera publicación en 1968 y desde entonces ha escrito doce novelas y ocho libros de cuentos, además de varios ensayos y textos biográficos.

Guía triste de París llegó a mis manos después de haber leído Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez (GGM), y no pude evitar la comparación. Los doce cuentos de GGM son historias lúgubres de extranjeros en Europa. Las de Alfredo Bryce Echenique son catorce relatos que suceden en París, donde la gran mayoría de sus protagonistas son varones peruanos, y aunque el título sugiera que son tristes ─y de hecho esencialmente lo son─ también están llenas de humor. En ambos libros se incluyen cuentos que habían sido previamente publicados como crónicas viajeras o periodísticas. Unifican a los personajes de estos veintiséis cuentos las incómodas experiencias que pueden tenerse al vivir fuera de la tierra natal, pero aquí se detienen las semejanzas entre ellos. Todo lo demás es diferencia.

Para quienes no han vivido en el extranjero, este libro les presentará un claro contacto de lo que puede significar salir del nido y vivir en tierras extrañas. Los protagonistas vivirán el choque de dos mundos: el suyo y el parisiense. Enfrentarán el denominado choque de las culturas. A un joven donjuán le costará aceptar que sus maneras de aproximarse a las mujeres no funcionan en París y no solo por el desconocimiento del buen manejo de la lengua francesa sino porque culturalmente esos modos no son aceptados en París; a otros personajes, la relación de pareja en las llamadas relaciones mixtas fracasarán, etc.  Otros serán gobernados por la inseguridad, la frustración, la soledad o la depresión; esto se verá, por ejemplo, en el caso de un joven a quien una alemana le robará el corazón y algo más; o en el caso de un humilde hombre a quien el acercamiento hacia una mujer le será esquivo, o a la inversa cuando la protagonista es mujer; o cuando a otro personaje le cae todo el peso del dolor. El lector se enterará también de otras experiencias miserables más simples y cotidianas, pero que no dejan de fastidiar la vida del extranjero. Por otro lado, y en contraste con lo mencionado, no faltará el contacto con la picardía latina en un medio que no la entiende.

 Todo esto dicho en medio de los más versátiles recursos y las variadas expresiones de la cultura de la época: el recuerdo del título o letra de canciones populares, el nombre de cantantes u otras personas de la farándula, el nombre de periódicos de la época, títulos de libros, la utilización de incorrectas pero naturales maneras de hablar («mamasel mamacita», «garsón»; «silvuplé»; etc.); citas de poetas o escritores; etc.

Humor, autenticidad y sensibilidad son las tres palabras con que describiría el estilo de Alfredo Bryce Echenique si me limitara a decirlo todo en tres vocablos. Un humor natural, que cae frecuente e inadvertidamente, cuando uno menos lo espera, en una palabra, en un apodo, en una escena. Un humor inacabable y muy suyo, sin copias. Un humor que no parece buscado, sino que parece brotar del escritor. Y autenticidad ─quizá ambas cualidades ligadas─ porque no parece estar escogiendo o inventando escenarios. Estas historias dan la impresión de ser reales, si no lo son. Y tanto mejor para el autor si son inventadas, porque el lector no se enterará de ello al leer los cuentos. La tercera cualidad, que muy bien podría ser la primera, es la sensibilidad y esta se muestra al ingresar al corazón de los protagonistas con movimientos lentos, avances profundos y, en ocasiones, muy emotivos.

Dado que no estoy forzada a limitarme a esos tres términos, añadiré dos observaciones más: su muestra de libertad y su homenaje a la imaginación. Que el autor es libre se muestra en el cuento titulado «Retrato de escritor con gato negro» donde el final tiene dos versiones.  Toda literatura es un homenaje a la creatividad o a la imaginación, pero el cuento «Debbie Lágrimas, Madame Salomon y la ingratitud del alemán»  honra esta cualidad muy particularmente.

París es así una ciudad, que bien podría ser otra ciudad de Europa, o una canadiense, o cualquier otro lugar muy ajeno a nuestra tierra de origen, donde algo se ahoga, donde reír no es tan fácil, donde no se sabe si se vive o si se está encarcelado, donde la nostalgia nos invade sin que nos demos cuenta. Rodear esto de naturalidad, sarcasmo, ironía, humor, ingenio, es la marca literaria de Alfredo Bryce Echenique.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?

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Doce cuentos peregrinos – Gabriel García Márquez

Doce cuentos peregrinos

DOCE CUENTOS PEREGRINOS

Gabriel García Márquez. Editorial Oveja Negra, 1992.

Gabriel García Márquez (GGM) nació en Colombia, departamento de Magdalena, municipalidad de Aracataca, en marzo de 1927. A los 55 años, en 1982, recibió el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca justificó esa decisión diciendo que el autor había logrado mezclar lo fantástico con lo real mientras presentaba los conflictos de Latinoamericana. Se referían al estilo que GGM hizo famoso y que se denomina realismo mágico. GGM fue reconocido también por sus posiciones políticas ya que manifestó abierta simpatía por la revolución cubana y fue amigo de Fidel Castro. También fue mediador entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano, entre el grupo M-19 y el gobierno de Betancourt, y entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Andrés Pastrana.

La obra Doce cuentos peregrinos bien podría haberse titulado Doce cuentos siniestros o Doce cuentos lúgubres, pero hizo bien el autor en titularla con el adjetivo que utilizó porque es un término que se presta a jugar con la palabra. Peregrino es alguien que anda en tierras extrañas, y todos los protagonistas de este libro son extranjeros. Peregrino es también alguien que por devoción va a visitar un lugar santo, lo que se cumple en un par de estos cuentos. Es peregrina el ave que va de un lugar a otro, y eso es justamente lo que pasó con estos cuentos, los cuales se escribieron  en el transcurso de casi dos décadas y hasta llegaron a perderse definitivamente, teniendo el autor que rescatar de su memoria a los más afortunados. Algo peregrino es también algo raro, y en estos cuentos hay mucho de extraño. Los dos títulos que sugerí al inicio de este artículo habrían tenido solo la ventaja de advertir al  lector las emociones que le esperaban al leer el libro. No teniendo la suerte de ser prevenida, solo me quedó hundirme inadvertidamente en esta ciénaga de historias funestas.

Son aciagas porque de las doce historias, diez aluden o tratan directamente sobre la muerte. En realidad ningún cuento parece salvarse de este destino porque en uno de los restantes la protagonista termina como muerta viviente y en el otro se dedica a dormir, eliminando así toda interacción vital con su coprotagonista, casi como negando la vida. Es curioso que García Márquez haya enfocado desde ese ángulo las anécdotas de los extranjeros en Europa, pero desde alguno tenía que hacerlo. Este libro tuvo su génesis en un sueño donde el autor asistía a su propio velorio, algo que le hizo cuestionar su propia identidad. Ni él mismo entiende por qué. Lo que sí queda claro es que GGM escribió un cuento sobre ese sueño, historia que sería parte de esta antología, pero nunca llegó a publicarlo. Tampoco es un secreto que tenía toda la intención de convertir estas historias en una novela o, más tarde, en cuentos pero no aislados sino con una consistencia interna en el estilo y el tono. Es comprensible, entonces, que haya escogido un contenido y un ambiente fúnebre para casi todos ellos.

                Para quienes aman las reseñas, aquí les dejo una muy breve de cada uno de los doce cuentos:

  1. Buen viaje, señor presidente: Un viudo de setenta y tres años, enfermo, busca recuperarse en Ginebra, Suiza, pero la nostalgia del Caribe se impone en su vida.
  2. La santa: Una niña fallecida a los siete años de edad es desenterrada once años más tarde para ser encontrada intacta, con la piel tibia y tersa y comprobar que su cuerpo no tiene peso. Su padre decide llevarla a Italia, desde los Andes colombianos, para obtener un veredicto del Vaticano, y así inicia su aventura kafkiana.
  3. El avión de la bella durmiente: Un hombre se alista a tomar un avión en el aeropuerto Charles de Gaulle en París con destino a Nueva York cuando ve a una mujer bellísima y se enamora de ella. La casualidad quiso que terminaran sentados juntos en el mismo avión.
  4. Me alquilo para soñar: Una colombiana viaja a Viena, Austria y explota sus facultades adivinatorias para poder sobrevivir.
  5. «Solo vine a hablar por teléfono»: El auto de María de la Luz Cervantes, mexicana de veinticuatro años, sufre una avería en un paraje desolado de Barcelona. Al buscar ayuda, tiene la desdicha de terminar en un manicomio para sufrir el peor de los dramas.
  6. Espantos de agosto: Cuento de horror y fantasía sufrido por una pareja que viaja a la Toscana, Italia, acompañada de sus dos hijos pequeños.
  7. María dos Prazeres: Portuguesa de setenta y seis años, vive en Cataluña, convencida de la inminencia de su muerte, y se prepara para ella. La vida le dará, en cambio, una sorpresa inesperada.
  8. Diecisiete ingleses envenenados: Prudencia Linero, colombiana de Riohacha, viaja a Roma, Italia, para cumplir el sueño de su vida: conocer al Papa. Antes de lograrlo, casi es testigo de la muerte de muchas personas, salvándose de ella gracias a su intuición.
  9. Tramontana: Unos suecos llevan a la fuerza a un joven de Barcelona a Cadaqués, donde ocurre una tragedia.
  10. El verano feliz de la señora Forbes: Una institutriz alemana llega a Sicilia, Italia para encargarse con extremo rigor del cuidado de dos niños.
  11. La luz es como el agua: Despliegue de la fantasía infantil de dos niños colombianos radicados en Madrid, imaginación donde ingresan también elementos trágicos.
  12. El rastro de tu sangre en la nieve: Historia desdichada de amor de una pareja adinerada que viaja a París para vivir su luna de miel.

Viniendo estos cuentos de uno de los merecedores del premio Nobel de Literatura, y con excepción de un par de ellos, estas historias dejan un sinsabor, como si algo en ellas no estuviera a la altura de este grandioso escritor. No se trata del lenguaje ni de la información con que ambienta las historias, ya que ambos elementos son de singular calidad. Tampoco de su sintaxis ya que en cada frase se constata el esmerado trabajo de un profesional que domina excepcionalmente su lengua. No se trata de la atmósfera ─muy bien lograda─ ya que el autor deja a través de sus letras triste o desagradablemente silencioso al lector. La desazón parece provenir del enfoque estilístico de las historias. Hay mucho de fantástico e irreal en la mayoría de estos cuentos, debido a lo cual los críticos han hablado de la evidencia de la corriente literaria del realismo mágico en ellos. Es aquí, sin embargo, donde creo que se presenta la contrariedad. El realismo mágico no se caracteriza por transmitirnos hechos no creíbles sino por darles verosimilitud interna a historias increíbles. Y eso solo se logra en el quinto y último de estos cuentos. Los demás son ya sea totalmente creíbles o definitivamente increíbles. Esto en sí no los descalifica como buena literatura, solo que si se esperaba coherencia estilística entre los cuentos, como el propio autor anuncia en la introducción del libro, es desconcertante no encontrarla.

A propósito del prólogo del libro, leer esta obra habría valido la pena si tan solo fuera por enterarse de esta íntima confesión del sentir y proceder de Gabriel García Márquez en cuanto a la escritura. Es un maravilloso regalo para el lector.

Desobediencia civil – Henry David Thoreau

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DESOBEDIENCIA CIVIL

Henry David Thoreau. Babel, 1949.

Henry David Thoreau (1817-1862) estadounidense de nacimiento, descendiente de inmigrantes franceses fue profesor, filósofo, naturista y literato. Se considera que él es uno de los fundadores  de la literatura de Estados Unidos ya que en aquella época esta recién surgía. Es famoso por haber propuesto una forma de rebelión contra el Estado llamada la desobiencia civil. También es célebre por haber vivido durante algo más de dos años en una cabaña aislado en un bosque, para experimentar la vida en la naturaleza, experiencia que reflejó en un libro titulado Walden ya que su vivienda estuvo ubicada cerca del lago Walden Pond. Thoreau cuenta con más de treinta obras siendo las más conocidas Desobediencia civil (publicada inicialmente como Resistencia al Gobienor civil) (1849) y Walden (1854). Además, participó en la actividad clandestina de transportar esclavos hacia Canadá para otorgarles su libertad.

Desobediencia civil es un ensayo que se dictó como conferencia en 1848 con el nombre Los derechos y obligaciones del individuo con el Gobierno. Este bosquejaba el pensamiento de Thoreau respecto a la relación que debería tener el individuo con el Estado. Este vínculo no era, por supuesto, ni la sumisión ni la obediciencia a ciegas. Era, más bien, una propuesta de autonomía donde el criterio moral jugaba un rol crucial, ya que al ser ejercido permitía cuestionar al Estado si sus leyes o decisiones eran evaluadas como injustas y, por consiguiente, tomar medidas contra ellas. No pretendía la abolición del Estado ─aunque juzgaba ideal la ausencia de este, lo consideraba como un sueño utópico─ sino que el ciudadano se permitiera rebelarse contra él cuando lo juzgara necesario.

El camino legal para cambiar a un Gobierno ─como el de la votación que equivale a que la mayoría perciba un problema, cambie de opinión y la exprese por ese medio, o el de la utilización de los recursos legales para cuestionarlo─ no es considerado una opción desde el punto de vista de Thoreau por el tiempo requerido para ejercerlo. La conciencia es según el autor la que prima por encima de la legislación. «Creo que deberíamos ser hombres primero y después súbditos. Lo deseable no es que se cultive el respeto a la ley, sino a la justicia». Porque la ley no es siempre justa.

Cuestiona así, por ejemplo, que un hombre se convierta en soldado y pelee en una guerra cuando su conciencia y su sentido común le digan que no es justo hacerlo. «¿Qué son?, ¿realmente hombres? ¿O son polvorines móviles y fuertes en miniatura al servicio de algún mando militar sin escrúpulos? […] no ejercen con libertad ni su capacidad de juicio ni su sentido moral. […] Otros ─como muchos legisladores, políticos, abogados, ministros y funcionarios─, sirven al Estado fundamentalmente con sus cabezas, y […] son capaces de servir igual al diablo, sin tener intención de hacerlo, que a Dios». A diferencia de muchos ciudadanos, Thoreau no considera que el Gobierno tenga que ser totalmente ineficaz o tirano para rebelarse contra él.

¿Cómo pueden miles de personas estar en contra de la esclavitud y de la guerra y no hacer nada para acabar con ellas? Para entonces, una sexta parte de la población vivía bajo el yugo de la esclavitud y México era agredida. Y esto se aceptaba pasivamente.  Thoreau reconocía, a la vez, que «un hombre no tiene el deber de dedicarse a la erradicación de las injusticias, por monstruosas que estas sean» pero, al menos, «tampoco ha de concederles su apoyo en los hechos», debe asegurarse de que no se está «montando sobre los hombros de otros hombres» mientras persigue sus propios objetivos. Eso como mínimo. Pero proponía además acciones de fuerza, como por ejemplo disolver su unión con el Estado negándose a pagar impuestos al Tesoro o incumpliendo la ley en cuestión como pudiera.

El razonamiento que lo regía era que «la acción que surge de los principios, de la percepción y ejecución de lo justo, transforma las cosas y las relaciones. Es esencialmente revolucionaria […]». ¿Que entonces esa acción conllevaría a disturbios? Sí. Pero despertaría otras conciencias y presionaría al Gobierno para que actúe cambiando las leyes.

«Si la injusticia […] es de tal naturaleza que nos exige convertirnos en agentes de la injusticia para otros, entonces yo digo: incumplamos la ley. […] Estoy convencido de que si mil o cien o diez hombres a quienes pudiera ahora nombrar, si solamente diez hombres honestos, incluso si un solo hombre honesto en este estado de Massachussets dejara en libertad a sus esclavos y rompiera su vínculo con el Gobierno nacional, y fuera por ello encerrado en la cárcel del condado, ese acto significaría la abolición de la esclavitud en América. Lo que importa no es qué tan pequeño sea el comienzo; lo que se hace bien una vez, se hace para siempre». «Bajo un Gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo es también la prisión. […] Si alguien sospecha que su influencia se perdería allí, que su voz dejaría de importunar […] no sabe cuánto más fuerte es la verdad que el error. […] Esta es, de hecho, la definición de una revolución pacífica».

Es importante entender que este cuestionamiento se hace desde la aceptación de la Constitución, las leyes, los tribunales, el Gobierno federal y el del estado de Massachussets a los que respeta y encuentra, de muchas maneras, admirables. Sin embargo, insiste: «Si nos dejáramos guiar exclusivamente por la ingeniosa labia de los legisladores del Congreso, sin el contrapeso de la oportuna experiencia del pueblo y sus reclamos, Estados Unidos no tardaría en perder su rango entre las naciones» ya que «ningún Estado podrá jamás ser realmente libre e ilustrado sino hasta que reconozca al individuo como un poder superior e independiente, del que se deriva su propio poder y autoridad, y lo trate en consecuencia».

Durante largo tiempo este escrito no tuvo mayor repercusión en su medio, pero en el siglo XX llegó a ser fuente de inspiración para Mahatma Gandhi (1869-1948) en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India, Martin Luther King (1929-1968) en su lucha contra la discriminación de la población negra, en la objeción de conciencia ante el servicio militar y en muchos movimientos que luchaban y luchan por los derechos humanos incluyendo a los más recientes que utilizan la electrónica como medio de desobediencia civil.

 

La náusea – Jean-Paul Sartre

La náusea

 NÁUSEA 

Jean-Paul Sartre. Editorial Época S. A., 2008.

Jean-Paul Sartre estudió en la Escuela Superior Normal de París donde se gaduó de doctor en Filosofía. Sirvió en el  Ejército Francés entre 1929 y 1931 y en la Segunda Guerra Mundial. Al liberarse como prisionero de guerra se involucró en los acontecimientos más importantes de su época. Apoyó la lucha contra el colonialismo francés en Argelia, se opuso a la Guerra de Vietnam, difundió los crímenes de guerra de Estados Unidos, etc. Escribió El ser y la nada (1943), El existencialismo es un humanismo (1946), Manos sucias (1948), La crítica de la razón dialéctica (1960). Entre sus libros de más impacto están La náusea, su primer libro (1938) y los incluidos en su triología Los caminos de la libertad (1945-1949) compuesta por tres libros: La edad de la razónEl aplazamientoLa muerte en el alma.

La Náusea es una obra filosófica antes que una obra literaria y, por añadidura, un texto de muy difícil comprensión dado que es el primer libro que escribió Sartre y, al parecer, en él intentó abarcar todo su pensamiento filosófico no del todo maduro para entonces. Cuando el autor hizo la primera versión del libro, contaba con veintiséis años, pero no la publicaría hasta siete años más tarde. Cuando finalmente se publicó se habían eliminado decenas de páginas de la versión original, lo cual debe haber contribuido a su falta de consistencia interna. Para entender este libro es aconsejable, entonces, contar con información previa sobre la corriente filosófica existencialista ya que es esta la visión que la novela prentende plasmar. A continuación intentaré hacer un resumen de este pensamiento antes de abordar la mencionada obra en sí.

El existencialismo parte del concepto de que no todo lo que existe en realidad existe. Los objetos, las plantas y los animales al carecer de lenguaje no pueden pensar ni decidir sobre su vida. Únicamente los seres humanos tenemos esa capacidad y cuando la ejercemos utilizamos nuestra conciencia y solo así podemos, por lo tanto, existir. Al existir definimos la esencia   de nuestro ser porque esta se forma por nuestros actos. Lo que hagamos o dejemos de hacer determinará quiénes somos, es decir nuestra esencia. La esencia, entonces, se construye. No nacemos con ella.

Los conceptos de libertad y responsabilidad juegan así un rol importante según este pensamiento filosófico. El ser humano es libre y puede decidir su destino. En el existencialismo hay también un reconocimiento de que otros factores ajenos a nuestra voluntad influyen en nuestro sino, pero aun en estos casos se le otorga a la voluntad consciente una posibilidad de cambiar el rumbo de la vida. El concepto de libertad se impone a otros. Somos, además, responsables de nuestra vida y de todos los demás seres humanos porque al elegir nuestros valores proyectamos una imagen de lo que los demás deberían ser.

Finalmente, el existencialismo da mucha importancia a las emociones. Al ser libres y responsables de nuestra decisiones, sentimos angustia, ansiedad, desamparo, desesperación, confusión, inseguridad, cuando debemos decidir nuestro rumbo.

En este contexto intentemos, ahora sí, presentar la novela La Náusea. Su protagonista es Antoine Roquentin, un hombre de treinta años, historiador, lleva una vida solitaria, llena de cuestionamientos y temores. Es muy consciente de todo lo que le rodea y llega a extremos de sentir, por ejemplo, el paso de los segundos o que los objetos lo tocan, como si tuvieran vida, y al hacerlo le trasmiten repugnancia. Frente a estas experiencias, la gente es su refugio inicialmente, pero después ni ella lo salva de sentir la náusea. Esa sensación inicialmente está afuera de él, a su alrededor, pero después se instala en él, lo posee. Se desprende de ella difícilmente, con la música por ejemplo o en algún otro momento donde siente que vive.

Roquentin observa que la gente necesita llenar su tiempo con cualquier actividad que lo distraiga, que lo aturda de ver el absurdo o la sinrazón de la existencia: jugar naipes, pasear en un bulevar, etc. Lo que desea es que le suceda algo inesperado, una aventura. Define a esta como «un acontecimiento que sale de lo ordinario sin ser forzozamente extraordinario». No es, por ejemplo, un viaje que se planifica sino un suceso. Pero, la verdad, es que «cuando uno vive no sucede nada». A veces buscamos realizar proyectos que en realidad son solo nuestros pretextos, nuestras justificaciones, para no sentir nuestro ser. Desembarazados de esas farsas, nos encontramos con nosotros mismos. Al pensar, al sentir asco, al odiar.

La angustia de escoger lo persigue, porque todo el tiempo decide y cuando hace esto renuncia  a todo aquello que no escogió. Se pregunta qué habrá dejado de vivir. Recuerda que la pérdida de un amor lo dejó con un sentimiento de vacío. Para evitar vivir ese vacío ─dice─ la gente vive de sus recuerdos, los atesora y si es posible los encierra en sus casas. La vida de la gente pasa sin que se den cuenta de lo que están haciendo, cuatro décadas más tarde dicen que tienen experiencia y pretende aconsejar con lo «que saben». Lo cierto es que esta es una máscara con lo cual quieren esconder que están solos, ignorándolo  todo, con una inteligencia y cuerpo que se deterioran. El pasado, en realidad, equivale a la nada, no existe. Mirando cuadros reflexiona sobre la vida, los derechos de la gente, lo que les tocó ser y la manipulación con que las élites logran que nadie se escape del rebaño. Invita así a que nos miremos a nosotros mismos y anuestra vida como parte de lo que más tarde podría ser otro cuadro del pasado.

La vida tiene sentido si uno quiere dárselo. Los humanistas lo hacen, el de izquierda, el católico, el filósofo humanista, el jocondo, el sombrío, etc. Pero en el fondo, ellos también están solos aunque no se den cuenta. Percibir esa mentira en que viven da miedo y náuseas, vivir esa enceguecedora evidencia es la náusea. La existencia tiene que pesar en nuestros corazones, invadirnos para que la vida signifique algo.

Habana Dura – Jocy Medina

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HABANA DURA 

Jocy Medina. Ottawa, 2016.

Esta autora nació en Buena Vista, un barrio de la Habana, en 1974. Salió de Cuba con apenas veinte años de edad y desde entonces vivió en Kenia, China, México y Canadá, donde reside actualmente con su madre y su único hijo. Sus primeros escritos se dieron a conocer a través de su blog Un pedacito de Cuba. En él se pueden leer desde artículos donde se dan consejos a quienes quieren conocer Cuba hasta capítulos del libro que aquí comentamos y de otras dos obras que aún están en desarrollo: Habana por la libre y Amigos del enemigo.

Con Habana Dura, Jocy Medina demuestra que se acerca a la escritura con personalidad: sabe a dónde va,  tiene una historia que contar y no se pierde en ella, derrocha energía, naturalidad y espontaneidad, muestra con orgullo su identidad cubana, despliega recursos narrativos propios y, como la protagonista de esta novela, intenta con valentía abrirse camino en la vida, esta vez en el mundo de la literatura, mediante la autopublicación de este su primer libro.

A María, la atractiva protagonista de esta novela, la llaman María Mariposa porque sueña con volar. En este intento, a los veintidós años,  huye de Holguín a La Habana y allí empieza su camino para convertirse en mujer. Esto sucede en una particular época de la historia de Cuba, conocida como el Período especial en tiempos de paz o, simplemente, el Período Especial. Este consistió en una serie de restricciones y cambios como consecuencia de una crisis económica derivada del colapso de la Unión Soviétiva en 1991 y del recrudecimiento del embargo estadounidense en contra de Cuba desde 1992. ¿Por qué es importante subrayar esto? Porque durante esos años la sociedad cubana sufrió grandes transformaciones económicas y morales y justo en ese momento, llega María Mariposa a la capital de la isla.

Lo que vivirá María nos dará una buena noción de lo que era la vida en Cuba en los años noventa, época marcada por la adopción de nuevas formas de gestionar el turismo internacional para ganar divisas extranjeras y por el auge del jineterismo (relaciones interesadas con turistas, mayormente de caracter sexual). La novela nos mostrará también la presencia de la economía informal, las limitaciones en los servicios de educación, salud y electricidad y, sobre todo las transformaciones morales (más difíciles de percibir a primera vista, pero no por ello menos importantes). Resulta muy interesante constatar que Jocy Medina nos permite acercarnos a dichos fenómenos casi desapercibidamente, no los analiza, ni siquiera los enumera, simplemente nos los presenta a medida que narra la vida de esa joven.

El foco de la novela, antes que centrarse en los problemas socioeconómicos, apunta a las inquietudes personales de María Mariposa, los obstáculos que se le presentan para alcanzar sus metas, las inesperadas puertas que se le abren en el camino y sus enredos sentimentales; todo esto dicho con una gran medida de autenticidad, sensualidad y erotismo. La sensualidad se refleja en la importancia que la autora da a los sonidos y a la humedad que se impregna en el cuerpo de María, o al juego del viento en su piel o en su ropa, en su sensibilidad ante los aromas, desde los del café o de la comida, los  del perfume de jazmín o de las colonias varoniles hasta el olor a campiña. El erotismo o la violencia sexual ocupan un lugar no menos relevante en esta obra, más aún porque son descritos en forma metafórica eludiendo exitosamente la vulgaridad. Cito algunos ejemplos: «Arrimó la dura ternura masculina» (p. 37), «La escena empuñó un cañón en los pantalones de […]» (p. 66), «Al […] reventar sus acumuladas ganas» (p. 68), «En cuanto desenganchó su anzuelo» (p. 68), etc.

Esas metáforas se encuentran también fuera del área sexual (ej. «[Él] fue a la piscina a soplar un poco de humo a la luna» (p.118)) y confirman el acercamiento que Jocy Medina tiene hacia lo poético, lo cual le da a su escritura un toque muy personal que ella utiliza con sabiduría. Así la encontramos dándole vida a objetos inanimados o, algo más singular aún, uniendo  dos palabras (como el color de los ojos de un personaje con un participio, un sustantivo u otro adjetivo) para expresar a través de esa fusión el estado de ánimo de la persona (ej. El azuldestrozado, el azulherido, el azulhambriento, el azuldescorazonado, el azulcuchillo, etc. de sus ojos) y así sintetizar el discurso. Eso hace una artista, una creadora que no tiene miedo a explorar nuevas formas  de expresión.

Lo que no hace una artista de la escritura es descuidar su herramienta más elemental: la gramática.  Y la autora falla en eso. Se equivoca en la utilización de los tiempos verbales, en la concordancia de estos, en la puntuación de los diálogos, en la precisión del significado y ortografía de ciertos términos, reutiliza algunos vocablos innecesariamente, etc. Escribir es muy difícil y editar también. Como dice Daniel Gascón describiendo la primera regla de Gardner Botsford (exeditor del The New Yorker) en lo que a edición se refiere: lo que no logra el escritor, lo logra el editor si invierte tiempo suficiente. «Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. […] Por eso un buen editor es un […] artesano, mientras que un buen escritor es un artista». No le vendría mal a esta escritora trabajar más en este dominio o en hacer multiplicar las revisiones de sus textos. Podría también explorar técnicas literarias para enriquecer su ya declarado talento añadiéndole, por poner apenas un ejemplo, un manejo más complejo de los tiempos, que en este libro son lineales.

Por las venas de Jocy Medina borbotea la sangre de una artista. Nada debe detenerla en su deseo de escribir y regalarnos ese impetuoso y espectacular mundo que vive en ella.

Mario Vagas Llosa – Cinco esquinas

 

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CINCO ESQUINAS 

Mario Vargas Llosa. Alfaguara, 2016.

Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista y dramaturgo nacido en Perú el 28 de marzo de 1936. Ha recibido alrededor de un centenar de premios y distinciones literarias destacando el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Nobel de Literatura. Su libro Cinco esquinas ha sido publicado a la edad de ochenta  años, en el 2016.

Atreverse a decir que una obra literaria de Mario Vargas Llosa carece de arte sería cometer un agravio contra el autor de una de las expresiones más completas de la literatura latinoamericana si no la más completa. Además, sería probablemente imposible o injusto porque no hay obra mal escrita de este escritor que no en vano ha sido laureado con el Premio Nobel de Literatura en el 2010. Lo máximo que podría decirse en ese sentido es que algunas de sus novelas no alcanzan la genialidad de sus mejores obras o que es «tan solo» un buen libro. Y eso es lo que podemos afirmar de Cinco esquinas, que es un buen libro, escrito con propiedad entre otras cualidades. Que al leerlo nuestras expectativas fueran más altas es producto de lo que sabemos que Vargas Llosa puede hacer con las letras, ¿pero no tiene derecho este erudito de la escritura a producir obras «menores»?

La temática de Cinco esquinas va desde lo erótico hasta lo político, pasando por el escándalo social que arma un individuo de la clase alta peruana y el rol que puede jugar la prensa en la vida política de un país. Cualquiera de estos cuatro temas daría suficiente material para escribir una novela, pero Vargas Llosa no explotará ninguno de ellos exclusivamente sino todos al mismo tiempo, aunque dando quizá preponderancia a los temas personales antes que a los de interés socio-político.

¿Cuál es el objetivo central de la obra? ¿Denunciar los inmorales manejos de Montesinos y Fujimori cuando detentaban el poder, resaltar la influencia que puede tener el periodismo en la opinión pública o su repercusión en la vida privada de los ciudadanos o en las decisiones políticas nacionales o simplemente recurrir a lo concupiscente o a lo pecaminoso para entretener o capturar al lector? ¿O todos estos propósitos juntos?

Siguiendo la misma línea argumental, no es posible tampoco precisar quién es el protagonista o la protagonista de la obra. ¿Marisa, cuyas aventuras sexuales ocupan tantas páginas de este libro? ¿Enrique Cárdenas, su esposo, quien en algún momento participa en estas aventuras y quien previamente se ve envuelto en un escándalo que remece a toda la sociedad peruana? ¿Rolando Garro, director de Destapes, o Julieta Leguizamón, la Retaquita, su reportera estrella? ¿O Fujimori y Montesinos quienes directa o indirectamente dan pie o marco a las tramas mencionadas?

El autor ha confesado que, contrariamente a sus costumbres, escribió este libro sin haberle dado previamente un título y que esto derivó en dificultades para determinar el hilo conductor de la narración el cual le parecía huidizo. Esto se siente al finalizar el libro.

Esta novela pudo haber servido de evidencia penetrante de los oscuros manejos políticos en el Perú gobernado por Fujimori, pero qué lejos esta Cinco esquinas de esa aspiración, qué distante de ese gran libro que es La Fiesta del Chivo, en el que se retrata la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana, qué alejado de proporcionar al lector resultados de una investigación histórica. Obviamente el autor no se lo propuso así.

Vargas Llosa ha afirmado más de una vez que en literatura todo cuenta: el contenido, los personajes, la ortografía, la sintaxis, la elección de las palabras, la puntuación, la técnica literaria, etc. Todo. Consciente de esto, el autor ha cuidado extremadamente estos detalles en cada uno de sus libros. Por eso llama la atención observar algo extraño en esta obra: terminología imprecisa y frases repetidas, no idénticas pero extremadamente similares y no muy distantes unas de otras. Cabe la posibilidad de que las haya escrito con alguna intención que no hemos alcanzado a detectar, pero nos asalta la duda. ¿No estaremos presenciando una nueva etapa de su vida de escritor? La de querer crear, pero sin hacer mayores esfuerzos para hacer su creación un arte edificante. El héroe discreto, escrita en 2013, ya había dejado esa sensación por lo medio banal del tema tratado. Tendremos que leer El sueño del celta, escrita en 2010, para desmentir estas sospechas (se ha dicho que esta obra reúne las mejores virtudes del escritor). Si así fuera, con Cinco esquinas el autor solo estaría tomándose un recreo profesional.

A nivel técnico tampoco ofrece sorpresas. Intercala episodios en cada apartado, a lo cual ya nos tiene acostumbrados, y muestra polifonía de voces casi al final del libro, en el capítulo XX, como quien hace un esfuerzo por no despedirse de esta novela sin hacerle un mejor regalo al lector. Nada más. Y nada menos, hay que enfatizar también. Porque maneja un vocabulario valioso y una gramática excelente, consigue la cohesión de historias paralelas y es capaz de despertar el  interés del lector de manera insuperable haciéndole sentir que está viviendo lo narrado. Empezar el libro es un camino a continuarlo y terminarlo inevitablemente y sin pausa.

Nadie podría adivinar que detrás de esa energía y capacidad de transmitir su sabiduría literaria hay un hombre ya octogenario, quien además no da tregua a su trabajo. Vargas Llosa continúa hablando de sus proyectos profesionales futuros sin hacer la menor alusión al final de sus días, ni en sus escritos ni en su vida privada. Que así sea y que vuelva a sorprendernos despertando otra vez esa gran admiración que sentimos por él.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?

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La mujer rota- Simone de Beauvoir.

 

 

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LA MUJER ROTA

Simone de Beauvoir. Editorial Sudamericana, 2002.

Simone de Beauvoir fue una escritora francesa nacida a principios del siglo XX.  Fue reconocida como filósofa, profesora y autora de siete novelas, ocho ensayos y decenas de otros escritos sobre temas políticos, sociales, psicológicos, literarios y filosóficos. Sus libros suscitaron interminables polémicas por diferentes motivos. El más famoso de todos estos fue El segundo sexo que sirvió de marco mundial para el feminismo ya que en ese tratado hacía un detallado análisis de la opresión de la mujer. Promovió, además, el existencialismo junto a su amante eterno, Jean-Paul Sartre. Su vida se vio rodeada de escándalos por la libertad sexual que promovía, por sus posiciones políticas y por sus propuestas filosóficas; más aún, considerando su condición de mujer en una época en que estas vivían sumisas bajo la tradición patriarcal. Junto a otros intelectuales de la época fundó Les Temps Modernes, revista que difundía el existencialismo a través de la literatura. Su novela Los Mandarines, publicada en 1945, recibió el prestigioso Premio Goncourt.

 La mujer rota es una obra que recopila, en realidad, tres narraciones, de las cuales «La mujer rota» es la tercera de ellas. Las otras dos son «La edad de la discreción» y «Monólogo». En los tres cuentos la protagonista es una mujer y enfrenta el fracaso y dolor en su vida.  Obviamente, la autora utiliza la literatura como medio de denuncia para la condición de vida de la mujer, situación en la que a veces se ve atrapada y sin posibilidad de encontrar una salida ya que todo su estilo de vida la encierra en límites estrechos. El estilo de Simone de Beauvoir es realista, mordaz y crudo. La caracterización de sus personajes es extraordinaria. Enfatiza el desarrollo del mundo interior de estas mujeres antes que el de los sucesos externos que la rodean como mostrando que es desde esa psicología que la mujer se encarcela a sí misma. Sabe tocar los puntos álgidos de las emociones femeninas y como feminista señala sutilmente los conceptos claves que determinan la situación negativa de sus vidas. Técnicamente este libro no muestra ninguna sofisticación ─excepto el uso del llamado flujo de conciencia─ pero el contenido de la obra le da un valor inigualable ya que hacer pasar un mensaje que mucha teoría feminista no sería capaz de transmitir con la misma facilidad y alcanza además, por su calidad de literatura, un público más amplio.

El primero de estos cuentos, «La edad de la discreción», narra las reflexiones de una mujer intelectual que ha llegado a la cincuentena de su vida y enfrenta esa etapa de su vida con inseguridad, angustia, confusión e intolerancia. Una vez jubilada, le cuesta aceptar que tal vez su capacidad creativa esté limitada a pesar de que tiene deseos de hacer nuevas propuestas profesionales. Su marido es derrotista en ese sentido. El recuerdo de su vida y realizaciones pasadas tampoco la ayuda. Físicamente, comienza a transformarse. Su hijo Phillippe, a quien ella ha formado proyectando un destino similar al suyo política e intelectualmente, muestra una nueva faceta en su vida. Se independiza escogiendo una novia que para la madre es esnob y según ella parece saber hacer muchas cosas bien sin tener interés en nada realmente.  Phillippe se va alejando de la figura que creó su madre de él, pierde interés en los proyectos que esta le propone, paulatinamente va abandonando sus compromisos con ella para construir su propia vida. Esta actitud destroza emocionalmente a la madre, la encoleriza y la hace reaccionar de tal manera que la relación entre ellos se deteriora y ella se siente más sola que nunca. Se puede interpretar que para esta madre, su hijo es una extensión de ella misma, y al ver que él no se convierte en lo que  ella hubiera esperado, ella se siente no realizada o traicionada. Tiene que procesar esta nueva situación en forma paulatina. Al mismo tiempo tiene discusiones con André, su esposo. Este se aleja momentánea e involuntariamente de ella. El malestar de ella se acrecienta. Ambos son conscientes de que están envejeciendo y sus conversaciones tocan este tema frontalmente. En general esta historia se inscribe en una atmósfera de sentimientos de pérdida y en un tono desalentador.

En «Monólogo» la protagonista vive sola a sus cuarenta y tres años, está desequilibrada psicológicamente, sufre de problemas de insomnio y está llena de rabia y de desesperación. Su infancia fue difícil y sufrió a violencia de parte de sus padres, algo que ella como madre de Sylvie y Francis nunca hizo. Acusa a su madre y a su hermano Nanard de haber realizado juegos sexuales cuando este era niño, a este de haberse convertido en homosexual y a ella en una puta. Habla mal de sus amigas, de Albert y de Tristan, sus exesposos. Utiliza un lenguaje grotesco para hablar de las experiencias sexuales de sus conocidos. Los acosa telefónicamente. Reniega de todo y de todos los que la rodean. A la vez quisiera volver con Tristan como fórmula de acabar con su tristeza. Lo desprecia y hasta lo odia porque él no acepta regresar con ella. De pronto se descubren las razones de su drama. La hondura de estos sucesos explican muchas de sus reacciones, las que parecen no tener límite. Como ejemplo, cito un extracto del monólogo:

«No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napal exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosas que semillas de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría.»

 Así de fuerte vive esta mujer su vida para la que parece no haber ninguna salida…

 «La mujer rota» es el tercer y último cuento de esta obra. Quizá no el más desgarrador ─el «Monólogo» se adjudicaría este título─, pero sí el más penetrante. Es un diario que empieza un 13 de septiembre para contar la historia de un ama de casa que descubre, después de confrontarlo, que su esposo Maurice, doctor de profesión, le es infiel con una brillante abogada después de veinte años de matrimonio. Esta mujer ha estado toda su vida a disposición de su marido y sus dos hijos, Colette y Lucienne. En su indecisión sobre cómo reaccionar, resuelve guardar la compostura y tratar de ser comprensiva. Conversa con su esposo, recurre al consejo de su entorno y toma como medida la tolerancia bajo el supuesto de que se trata de una aventura pasajera que terminará pronto. Ahí empieza el drama de esta mujer que sueña con ver regresar a su esposo, pero no sabe cómo lograrlo. En un proceso psicológicamente lentísimo el lector vivirá la tortura de la vida de esta mujer quien se resiste a creer que podría quedarse sola el resto de su vida después de habérsela dedicado íntegramente a su familia. Ella se verá degradada como persona a medida que evoluciona esta situación. Por añadidura la protagonista siente que su papel de madre parece ser una frustración ya que considera que no ha hecho feliz a sus hijas. Es decir, que se siente fracasada como esposa y como madre.

Nótese que esta obra fue escrita en 1968, década en que se desarrolla la Segunda Ola Feminista por lo cual viene a ser un remezón para todas las mujeres que vivían en hogares donde las figuras masculinas y femeninas estaban claramente delimitadas y diferenciadas. Entre sus denuncias principales estaban que la educación inculcaba la maternidad y el rol de esposa como medios exclusivos o fundamentales de realización de una mujer, dejando de lado su ser político, profesional e intelectual.

 

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Cuentos de Julio Ramón Ribeyro – Parte II

Tristes querellas

JULIO RAMÓN RIBEYRO – PARTE II

Julio Ramón Ribeyro. QG Editores S.A.C., 2011.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) fue un  escritor peruano que bien pudo haber pertenecido al boom latinoamericano pero se le ubica más bien en la denominada Generación del 50 ya que en su obra se ocupó mucho de la modernización urbana y la migración andina hacia Lima. Quizá también pasó algo desapercibido porque se dedicó más al género de los cuentos que al de la novela, aunque llegó a escribir tres novelas, además de ensayo, teatro, diario y aforismo. Publicó diez antologías de cuentos sumando más de ochenta relatos. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, holandés y polaco.  En 1994, un mes antes de su fallecimiento, ganó el reconocido Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Ribeyro escribe de manera simple, clara, dinámica e impactante. A pesar de que su obra toca temas de importante contenido social, es fácilmente accesible a todo lector. El valor de esta reside más en el contenido de sus historias que en la técnica de escritura, ya que en este sentido el autor no intenta ofrecer ninguna sofisticación. A continuación comentaré brevemente doce cuentos de Ribeyro sin entrar en detalles sobre el contenido de las obras, guardando la secreta esperanza de que ustedes quieran hacer ese descubrimiento.

POR LAS AZOTEAS: Este relato inspirado en la vida real del autor es una apología a la niñez, un retrato de los sueños infantiles, sus fantasías, sus ilusiones y su confrontación con la realidad.

LA BOTELLA DE CHICHA: Un tesoro familiar, una botella de chicha, guardada durante años en espera de una gran ocasión para disfrutarla, es sustraída por uno de sus miembros, dando así pie a una historia que dará que pensar.

ATIGUIBAS: En un estadio de fútbol se escucha habitualmente la palabra atiguibas, expresión que causa gracia entre público sin que nadie pueda precisar exactamente su significado ni el porqué de su gracia. El protagonista de este cuento trata de averiguarlo cuando se le presenta la oportunidad.

EXPLICACIONES A UN CABO DE SERVICIO: Un hombre se encuentra sin empleo a los cuarenta y cinco años, aspira a ser su propio jefe y busca cómo hacer de esto una realidad. La manera cómo realiza esta búsqueda es peculiar e ilustrativa del sentir de ciertos desempleados. Explica lo que a veces no nos podemos explicar.

EL BANQUETE: Fernando Pasamano invierte toda su fortuna en el banquete de su vida. Lo hace calculando los dividendos que esto le dará si los planes resultan como todo indica que resultarán. El presidente del país, su pariente, estaba invitado. En efecto, el jefe de Gobierno asiste y confirma sus sinceras intenciones de ayudar inmediatamente a Fernando en sus proyectos. Parece que no hay marcha atrás. ¿Verdad?

EL JEFE: Eusebio Zapatero, ayudante de contador, asiste a la fiesta de la casa Ferrolux, S.A. donde todos los empleados estaban invitados. Las circunstancias se presentan de tal modo que Eusebio termina compartiendo el final de la noche a solas con su jefe. lo cual abre la relación a un trato más íntimo. Para Eusebio esta es la oportunidad propicia para pedir un aumento de sueldo después de quince años de servicio.                                                                    

El PROFESOR SUPLENTE: Matías Palomino, un hombre ilustrado, trabaja como cobrador. De pronto recibe la propuesta de sustituir a un profesor de Historia. Su vida se revitaliza llenándolo de ilusión. Se prepara y asiste a su clase inaugural.

TRISTES QUERELLAS EN LA VIEJA QUINTA: Este es otro cuento inspirado en una experiencia de la vida real de Ribeyro. Memo García y Francisca Morales viven en la misma quinta, son vecinos, pero se odian. Ambos hacen todo lo posible por molestar al otro y muchas decisiones de sus vidas están en función de ese objetivo.

JUNTA DE ACREEDORES: Roberto Delmar, dueño de una encomendería, tiene que reunirse con sus acreedores. Sus proyectos de agrandar su negocio se habían visto frustrados por la aparición de un negocio paralelo que le había robado la clientela drástica y rápidamente. Las deudas, sin embargo, tenían que pagarse.

LOS MORIBUNDOS: Perú y Ecuador entran en una guerra que deja muertos y heridos de ambos bandos. Algunos de ellos llegan a Paita. Siendo ambos pobladores muy parecidos físicamente, se les distingue por las polainas ─usadas por los ecuatorianos─ o las botas ─usadas por los peruanos. En esta oportunidad dos moribundos llegan descalzos y sin identificación.

SOLO PARA FUMADORES: Este sorprendente cuento tiene la capacidad ─como el mismo autor lo dijo─ de poder interpretarse sea como un elogio al tabaco o como una diatriba a este. Ribeyro, gran fumador en su vida real, escribe esta historia en primera persona. Nos relata con minuciosidad el desarrollo de la adicción del protagonista al cigarrillo, desde sus catorce hasta el momento en que su salud se ve atacada por este vicio amenazándolo con su muerte. Es interesante también porque incluye referencias a otros escritores fumadores y nos aporta una inteligente teoría de por qué se fuma a pesar de las grandes desventajas que esto trae. Aunque el título del cuento diga que está escrito solo para fumadores, leerlo ilustraría y beneficiaría a todo público y quizá más aún a los no fumadores.

LA CASA EN LA PLAYA: Dos amigos, un escritor y un pintor, persiguen un mismo sueño durante años. El proyecto es difícil de lograr, pero la búsqueda parece tener un valor en sí mismo, independientemente de que el objetivo sea alcanzado o no.

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Cuentos de Julio Ramón Ribeyro – Parte I

Gallinazos sin plumas

CUENTOS  DE JULIO RAMÓN RIBEYRO

Julio Ramón Ribeyro. QG Editores S.A.C., 2011.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) fue un  escritor peruano que bien pudo haber pertenecido al boom latinoamericano pero se le ubica más bien en la denominada Generación del 50 ya que en su obra se ocupó mucho de la modernización urbana y la migración andina hacia Lima. Quizá también pasó algo desapercibido porque se dedicó más al género de los cuentos que al de la novela, aunque llegó a escribir tres novelas, además de ensayo, teatro, diario y aforismo. Publicó diez antologías de cuentos sumando más de ochenta relatos. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, holandés y polaco.  En 1994, un mes antes de su fallecimiento, ganó el reconocido Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. 

Ribeyro escribe de manera simple, clara, dinámica e impactante. A pesar de que su obra toca temas de importante contenido social, es fácilmente accesible a todo lector. El valor de esta reside más en el contenido de sus historias que en la técnica de escritura, ya que en este sentido el autor no intenta ofrecer ninguna sofisticación. A continuación comentaré brevemente ocho cuentos de Ribeyro sin entrar en detalles sobre el contenido de las obras, guardando la secreta esperanza de que ustedes quieran hacer ese descubrimiento. Nótese como curiosidad que en estos cuentos todos sus protagonistas son varones, y en ningún caso estos cuentan con la compañía estable de una mujer.

LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS: Esta obra pertenece a su primera publicación aparecida en el libro de cuentos que lleva este mismo nombre en 1955. En este cuento se denuncia la pobreza extrema, el trabajo infantil en condiciones insalubres, la explotación y el maltrato infantil en el medio familiar. Dotado de una terrible crudeza no hace más que tocar las fibras de una realidad dolorosa y muchas veces ignorada en la literatura. Este cuento se ha interpretado como una parábola de los explotadores y los explotados. Esta obra fue llevada al cine en la película Caídos del cielo de Pancho Lombardi y constituye, sin duda, el cuento más famoso de Ribeyro.

ALIENACIÓN: En este cuento se aborda el racismo y una de las consecuencias de la modernización: el deseo de imitar el modo de vida y la imagen de los estadounidenses blancos, cuyo poder predomina en el mundo. Un zambo, hijo de una lavandera, desea vivir el  llamado sueño americano y no escatima esfuerzos para lograrlo. El resultado de esta empresa es, por decir lo menos, irónico.

AL PIE DEL ACANTILADO: Aquí se relata la terrible historia de un hombre que empieza a levantar su casa de la nada, al pie del acantilado. Junto con sus dos hijos varones, sin mujer y en la mayor pobreza, construye un hogar y resuelve el problema de la sobrevivencia. O, al menos, así lo cree. Las desgracias y sorpresas de la vida le dirán lo contrario. Este cuento ha sido interpretado como una alegoría de la difícil vida que enfrentan las personas que pertenecen a una clase social baja y que, como los migrantes, tienen que comenzar una vida desde cero. Hacia el final saldrá a relucir el empuje del ser humano contra la adversidad, mostrando una fuerza que no parece tener límite.

LA INSIGNIA: Este cuento forma parte de los relatos de Ribeyro que han sido agrupados como sus obras fantásticas. Un hecho insignificante ─encontrarse una insignia─ cambia la vida de su protagonista. Este se ve envuelto en un mundo que él mismo no comprende, pero se deja arrastrar por él hasta llegar a hacer de este rumbo su vida entera. La historia ha sido interpretada como una sátira a los políticos que hacen carrera sin que parezcan entender lo que están haciendo con sus vidas. El autor, según sus propias declaraciones, parece haberlo escrito de manera más particular, inspirado en la actividad secreta de un tío suyo. Pienso que la historia puede aplicarse de manera general a quienes no saben por qué viven como viven.

RIDDER Y EL PISAPAPELES: Este cuento subraya la increíble coincidencia que vive el protagonista al encontrar, en Bélgica, un pisapapeles que tuvo desde niño y que perdió cuando tenía veinte años en Lima. Se hace de esta simple historia un misterio, más interesante todavía si se considera que está inspirado en una experiencia real del autor.

DOBLAJE: Este es otro de sus pocos cuentos fantásticos. Aparece en su segundo libro de cuentos y está ambientado en Londres y en Sídney. El relato juega con la idea de la existencia de un doble para cada ser humano. El protagonista va en busca del suyo.

DEMETRIO: Un hombre da muestras de haber vivido después de su muerte. La gente cree que es un embuste, pero un amigo suyo se empeña en descubrir la tenebrosa verdad.

SILVIO EN EL ROSEDAL: Este relato es parte de la octava colección de cuentos de Ribeyro, la que lleva este mismo nombre. Esta bellísima historia sigue los pasos de un hombre bueno y solitario, que no sabe por qué vive ni qué quiere, pero quien ─gracias a los impredecibles hechos de la vida─ va viviendo sin planificarlo. La conciencia del sin sentido de la vida y de una posible muerte temprana no se ocultan. Vivir, ser, amar, se presentan como las palabras claves de este relato intimista que parece tener en el protagonista al alter ego de Ribeyro.

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 NOTA A LOS LECTORES: Algunas de estas obras se encuentran en Internet al acceso del público con una simple búsqueda en la red. El cuento «Gallinazos sin plumas» está disponible gratuita y legalmente en Ciudad Seva:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/ribeyro/los_gallinazos_sin_plumas.htm

Cuentos de autoamor y autopistas – Camila Reimers

CUENTOS DE AUTOAMOR Y DE AUTOPISTAS

Camila Reimers. Lugar Común Editorial, 2014.

Camila Reimers, escritora canadiense nacida en Chile, es autora de tres novelas: Hijos de lava (2005), Tres lotos en un mar de fuego (2007) y De conventos, cárceles y castillos. Ha escrito numerosos cuentos en español e inglés, destacando la colección Chakra Number Eight: Tales of Humour and Soul (2010) en inglés. Ella es también locutora de radio CHIN Ottawa 97.9 FM a cargo del programa infantil que en 2013 ganó el premio Canadian Ethnic Media Association al mejor programa radial étnico en Canadá. En 2014 uno de sus cuentos fue seleccionado para un proyecto auspiciado por la UNESCO entre los seis mejores cuentos infantiles recibidos a través de cuatro años para el concurso Rainbow Caterpillar Kid Lit Award.

En Cuentos de autoamor y de autopistas volvemos a encontrarnos con la Camila Reimers que ya conocemos, pero con algunas sorpresas a las que ya comienza a acostumbrarnos también. La autora de siempre es aquella que se inquietará por el desafío espiritual que experimentamos los seres humanos cuando queremos encontrarnos a nosotros mismos en el camino que nos toca vivir (es decir, en nuestras autopistas) y aceptarnos y amarnos tal como somos, no como otros quisieran que seamos o como uno mismo quisiera ser (autoamor). La autora que sorprende es la que se aventura a escribir en un nuevo género tan diferente al de la novela: el de los cuentos.

Aunque escribir cuentos está percibido, en general, como un arte más sencillo que el de escribir una novela, lo cierto es que no lo es. El cuento, como la poesía, tiene sus propios destinos, ritmos y tensiones. Cuánto novelista famoso ha sido incapaz de escribir un poema, el arte literario más difícil de lograr a mi modo de ver. En este libro, Camila Reimers se lanzó  a explorar este nuevo mundo literario con nada menos que quince cuentos, lo cual nos habla nuevamente de su versatilidad. Los protagonistas de sus cuentos son mujeres y hombres adultos, jóvenes, niñas y hasta un ser híbrido, imposible de encasillar. Estos personajes le permitirán desarrollar diversos temas: el de dejar de ser alguien, el comenzar a ser alguien, el sufrimiento por no tener lo que se desea, el rendirse a relaciones no sanas por no amarse bien o suficientemente, la liberación de problemas psicosomáticos a partir del volver a nacer, los procesos de desarrollo, la apariencia versus la esencia del ser, la obsesión, la apatía y el miedo.

La autora se aproxima a estos temas de manera enigmática, trastocando los tiempos y haciendo alusiones a la magia, los sueños, las visiones, la meditación, las metáforas, los símbolos y las analogías. Sin embargo, a veces los aborda desde un punto de vista más terrenal, adentrándose acertadamente ─con los límites que permite un cuento─ en la psicología de las personas. Como ejemplos nombremos el enfoque de una relación insana constituida de un «sí, pero no» con el que juega una pareja; el desconcierto infantil frente a la cruda realidad y su ingenua actitud frente al porvenir y aquel hombre obsesionado con hacer hablar a su loro.

Al estilo de una prosa inescrutable se une una aproximación natural en la narración. Esta naturalidad  se presta, cuando menos lo esperamos, al encuentro con el humor: «…mi consejera […] insistió en que el problema no se debía a un desequilibrio hormonal sino a los chakras ─especialmente al número ocho (resueltamente de moda en todos los círculos espirituales)─ pues el pobrecito estaba completamente destartalado». Todo este cuento ─El chakra número ocho─ es, además,  de una gran comicidad lo que nos señala que la autora podría seguir explorando ese camino.

Para complacencia del lector y para resaltar otra cualidad de la escritora encontraremos también momentos de belleza adornando la narrativa: «el viento cobraba fuerza sobre las vastas planicies, meciendo el trigo que me saludaba en un ondular dorado y verde bajo un cielo que se disputaba la perpetuidad con el horizonte» o «Mientras abría la puerta que daba al jardín, el olor a tierra húmeda de primavera traspasó el olfato de Lucía. Las flores brotando de los árboles de damascos y ciruelos, brillaban con las últimas gotas de lluvia en las que ahora se reflejaba el sol».

Es claro que los cuentos de Camila tienen lo que Cortázar llamaba unicidad y esfericidad; es decir ese lugar que se parece a una esfera y en el cual se acomoda una trama que sabe que no debe salir de allí y que tiene muy claro adónde va. Sospecho que esto sucede porque son temas de un sentimiento auténtico que parecen nacer del mundo interno de la escritora. Lo que parece faltarle, sin embargo, es encontrar una manera más clara de comunicar esa experiencia a los lectores, quienes de no haber  vivido algo similar se aturdirán antes de entender esa subjetividad. El ritmo e intensidad serían otras áreas donde la escritora podría explorar su desarrollo profesional. Existe el ritmo, por supuesto (todo lenguaje tiene uno), pero es la misma cadencia suave, relajada, que se repite ─con ligeros matices─ a pesar de las circunstancias o  pese a que el personaje protagonista sea una niña, una mujer o un hombre. Cuando hablo de intensidad me refiero a la tensión, a esa emoción que atrapa al lector irrefrenablemente. A cambio de eso el final de sus historias nos sorprenderá o desconcertará, como muestra de otro de los rasgos positivos que también definen un buen cuento.

Escribir es un arte complejo del que Camila sale triunfante. A veces nos confunde, pero como dice Benedetti, citando a Quiroga: «El cuentista tiene la capacidad de sugerir más de lo que dice». Después de leer estos relatos, volveremos a nosotros mismos para examinar lo que nos dejan sus escritos y, si se requiriera, volveremos a estos para entenderlos y entendernos mejor.