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Gabriela, clavo y canela – Jorge Amado

Gabriela, clavo y canela

     GABRIELA, CLAVO Y CANELA

Jorge Amado Biblioteca Amado, Alianza Editorial. Madrid, 1982.

Jorge Amado nació en Itabuna, Bahía, Brasil el 10 de agosto de 1912. Publicó su primera novela a los dieciocho años después de haber experimentado la vida con intensidad. Con esa obra comenzó a desarrollar un tipo de literatura comprometida socialmente. Tomó parte por los desposeídos a quienes convertía en protagonistas y héroes de sus novelas, y a través de quienes denunciaba las injusticias sociales. Esas fueron sus llamadas Novelas de Bahía. Sus próximas obras estuvieron ligadas al ciclo del cacao y denunciaron la explotación de los trabajadores rurales pero introdujeron otros elementos narrativos. Al renunciar al Partido Comunista su obra se vuelve cada vez menos maniquea e introduce en ella la sensualidad y el mestizaje. La novela que aquí analizamos es la que inicia este último periodo. Perseguido políticamente, el autor vivió como exiliado en Checolosvaquia y en París, donde conoció a Sartre. Jorge Amado escribió treinta y ocho obras antes de fallecer en 2001, cerca de cumplir ochenta y nueve años.

Gabriela, clavo y canela es una obra espléndida ambientada en la primera mitad del siglo XX en Ilhéus ─un municipio brasileño del estado de Bahía─ donde se hace el retrato costumbrista e histórico de una pequeña ciudad que aspira a convertirse en grande, se da un gran espacio a los asuntos políticos, y una disimulada notoriedad al rol que se le asignaba a la mujer en aquella época para lo cual se introducen historias de amores o amoríos. Si bien la obra tiene mucho de ficción, encierra también grandes rasgos de realismo ya que Ilhéus no solamente existe sino que su historia a grosso modo corresponde a la narrada por Jorge Amado en este libro.

La economía de Ilhéus se sustenta en las plantaciones de cacao cuya cosecha suele ser abundante y cuyos precios van en ascenso. De ahí proviene la prosperidad de Ilhéus. Los dueños de esas tierras son los «coroneles». Ellos ganaron a fuerza de lucha y uso de armas de fuego no solo la propiedad de los bosques sino también el poder para gobernar Ilhéus encabezados por el «coronel» Ramiro Bastos… hasta que llega el intendente Mundinho Falcáo.

Personajes sobran y con ellos historias: los «coroneles», el maestro, el librero, el ingeniero, el negro Fagundes, el cura («padrino» de todos sus hijos), el juez, el Doctor (que no era doctor), el Capitán (que no era capitán), el donjuán, las solteronas religiosas, y muchos otros más. Estos conforman la atmósfera vivida en aquellos tiempos en Ilhéus hasta un punto tal que el lugar parece cobrar vida. Esta proliferación de personajes ─criticada por algunos─ me parece intencional, tendría el propósito de hacernos sentir la ciudad, familiarizarnos con los tejes y manejes de políticos, leguleyos, etc. así como la importancia de las formalidades, la confrontación de lo tradicional con lo moderno. Solo así podríamos entender más tarde la inusitada belleza de Gabriela.

El de Gabriela es el protagonista de todos los amores nombrados por el autor. Ella es una mujer natural, cándida, extremadamente sensual, libre y ─a juzgar por el éxito de la novela─ cautivadora. Constituye el único personaje verdaderamente elaborado en esta novela ya que a los demás Jorge Amado se conforma con darles nombre y una que otra pincelada de personalidad u ocupación. Es a Gabriela a quien da voz y presencia pero sobre todo una personalidad fuera de lo común. Sabemos de ella más por las reacciones que suscita que por ella misma. Gabriela proviene de un estrato pobre, del «mercado de los esclavos», y sus valores contrastan diametralmente con el modelo de valores establecido en la secular Ilhéus. Por esta razón ─carencia de una convención social─ la obra ha sido clasificada como una novela picaresca, hecho que juzgo como un desacierto porque Gabriela carece de la malicia del personaje pícaro, y está lejos de estar detrás del ascenso social, y mucho menos recurrir a todo tipo de actos deshonrosos con tal de alcanzar esa meta como es típico de los pícaros.

Hasta antes de Gabriela, calvo y canela las obras de Jorge Amado habían estado marcadas exclusivamente por el análisis sociopolítico. A partir de este libro se introducen además las relaciones personales dando un giro a su estilo literario; es importante en particular la relación de Gabriela con Nacib. Físicamente, Nacib tiene un aire a Jorge Amado pero es un sirio dueño de un bar, lugar que es el punto de encuentro de muchos de los personajes. Gracias a este negocio y a su necesidad de una cocinera es que Nacib conocerá a Gabriela. Esta llegará del sertão, en el noreste de Brasil, huyendo de una sequía que mataba ganado y sembríos. Sin embargo, se hará esperar. No se dejará ver sino en la página ochenta y cinco (de trescientas setenta y nueve) aunque se le haya nombrado un par de veces antes. De ahí volverá a esfumarse y no se encontrará con Nacib hasta finalizada la tercera parte del libro. Jorge Amado antes que describirla, la dejará hacer y a veces hablar, a ver quién se le resiste.

La obra se inicia con el asesinato de una mujer y su amante en manos del esposo engañado. Nadie juzga la violenta reacción del marido asumiendo que este actúa correctamente. Nadie juzga tampoco que esos mismos esposos se permitan mantener concubinas públicamente o frecuentar el carabet de Ilhéus en busca de aventuras sexuales. Los hombres tienen ese derecho tanto como el portar armas. Las mujeres tienen tres opciones : ser una mujer soltera o casada pero sumisa y decente, ser manceba o ser ramera. Como para demostrar la importancia del tema la anécdota del asesinato no solo abre la novela sino que también la cierra. Veremos que los roles femeninos y masculinos cruzaran toda la obra. En el caso de las mujeres se hará obvia sus insatisfacciones. Aparecerá, por ejemplo, un capítulo para explicar la ley de las mantenidas y así diferenciar esta de la ley de las esposas, quienes obviamente merecen un trato diferente; no faltará la historia de una joven rica y rebelde; el de una concubina insatisfecha, etc.

Jorge Amado no brilla por la belleza, por la organización de su prosa ni por su técnica literaria aunque da muestra de muchos de estos recursos. Técnicamente, por ejemplo, esconde la respuesta de ciertos personajes. A una historia le va sucediendo otra historia paralela pero él no la cuenta hasta el momento en que decide presentársela al lector. A veces ni siquiera se entera uno de esta segunda historia sino que se la deduce por sus consecuencias. En un plano de cambios mayores introduce versos como parte de la historia mezclando así narrativa con poesía, bella libertad que pocos escritores se permiten quizá porque narrativa y poesía son dos géneros muy diferentes y no es fácil que un mismo autor domine ambos. En esos poemas aparecerán las historias de Gloria y de Malvina mostrando sus más íntimos reproches y temores fememinos.

Jorge Amado no se esmera en la técnica, es cierto, pero escribe por una causa y jamás se olvida de ella. En esta obra su lucha principal fue la defensa de la libertad y los derechos de la mujer, aunque tanto hablen los hombres y sobre todo de política (si alguien lo duda recordemos el título del libro). Y aquí mi homenaje para este gran brasileño, un hombre que en el siglo pasado, en un país sudamericano, levantara su voz en favor de las mujeres. Si lo hiciera hoy en día le deberíamos un reconocimiento pero lo hizo en 1958, cuando la mujeres estábamos mucho más lejos que hoy de nuestra emancipación. Jorge Amado merece toda nuestra admiración, nuestra gratitud y nuestro compromiso de leerlo. Por algo es el escritor más reconocido de Brasil.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?

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