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Viajando por precipicios – Gloria Macher

 

Viajando por precipicios

VIAJANDO POR PRECIPICIOS

Gloria Macher. Editorial Verbum, S. L., 2016.

Gloria Macher es una escritora nacida en Perú, país del que emigró para vivir en Brasil durante una quincena de años. Pasó un periodo de su vida en Estados Unidos y luego viajó a Canadá donde radica actualmente. Cuenta con una maestría en Ciencias Económicas de la Universidad de Montreal. Entre sus obras más notables figuran Las arterias de don Fernando (2013), Mi reina (2014), La gringa del parque (2015) y el conjunto de relatos Viajando por precipicios (2016) que a continuación reseñaremos. Ha sido premiada con The International Latino Book Award 2014 por la primera de las obras aquí mencionadas.

Desde la lectura del prólogo de Viajando por precipicios ya sentía el anuncio de que este libro sería el descubrimiento de una literatura poderosa. Esto se vería confirmado muy pronto leyendo «La bella adormecida», el primer cuento de esta obra, y sería definitivamente sellado con la lectura del segundo cuento, «El Sol de Siqueiros». El nombre de su autora, Gloria Macher, ingresó así, repentinamente, a mi lista de escritores mayores.

En la primera parte de la obra ─«El mundo donde vivimos»─, sus historias no solo trascienden el ser individual, sino que tocan fibras sociales muy sensibles, alojadas en ocasiones en los extremos más dolorosos de nuestras sociedades, poniendo frente a nuestros ojos algunos de los problemas significativos de nuestro tiempo. En la segunda parte del libro ─«El alma donde habitamos»─, la autora entra más bien al mundo de los sentimientos, los deseos, los anhelos, las sensaciones, las obsesiones y las frustraciones del ser humano, para lo cual se sirve de un estilo muy propio.

He debido decir sociedades, utilizando el sustantivo plural, porque la autora no confina sus historias a una localidad exclusiva, conocida para ella, o los lugares más familiares para un latinoamericano sino que nos pone en contacto con la favela Madureira o el barrio Leblon en Río de Janeiro, Brasil; con la ciudad de Montreal o con un pueblo rural en el norte de Canadá; con la ciudad de Roma, con la comuna de Santa Margarita en Génova o con la isla de Caro en el golfo de Nápoles en Italia; con Palma de Mallorca en España; con la ciudad de Ueda en Japón; con la isla Kauai en Hawai; con el pueblo de Pushkar en el estado de Rayastán en la India; con el puerto de Aberdeen en la isla de Hong Kong, además de llevarnos a México y Perú. Podríamos decir que tiene una cierta fascinación por los espacios circundados de agua, pero sería más acertado afirmar que su geografía imaginaria no tiene límites en la Tierra.

Más allá de los sitios en sí, Gloria Macher se acerca a ambientes específicos que nos harán entrar a mundos inusuales. Citemos, para ilustrar esta afirmación, el caso del ritual del mizuage donde una aprendiz de geisha pasa a ser profesional, el encuentro de un hombre con esa gran mancha de basura en el Pacífico llamada la Isla de Plástico, el sórdido mundo de los vagabundos, etc. Esta aproximación es particularmente elogiable porque no la hace explotando tanto su mirada de narradora externa sino que logra que nos acerquemos a esos entornos a través de sus propios   personajes.

Si Mario Vargas Llosa nos enseñó en sus últimos libros que el poder de la técnica literaria era capaz de imponerse por sobre el contenido de la obra, Gloria Macher nos muestra que el argumento puede hacernos prescindir de la sofisticación de la técnica literaria. Lo que a la autora le importa es sacudir al lector, hacernos tomar conciencia de los problemas medioambientales, de la injusticia laboral, del abuso frente a la mujer, de los malos caminos a los que puede conducirnos la limitación de las posibilidades socioeconómicas o, en su defecto, ingresar a la intimidad de las personas. Su escritura es fundamentalmente directa, lineal, natural y dinámica. Su narración se concentra en las historias mismas antes que en engorrosas descripciones o extensos diálogos. Se ocupa de estos, sin embargo, inadvertidamente, con una gran economía de palabras. Lo mismo sucede cuando se trata de entrar al mundo emocional o sentimental de las personas ya que hace uso de los hechos para mostrarlos, de modo que no es tan importante cómo se consume en odio, por ejemplo, uno de sus personajes sino qué hace para exteriorizar esas emociones.

En medio de este mundo tan sujeto a la realidad, donde el conocimiento y la investigación resaltan, Gloria Macher nos sorprenderá con su manejo de lo fantástico al convertir el medioambiente o una armadura de combate en personajes vivientes, o se lucirá con su control de la imaginación cuando trate de sorprender al lector con finales inesperados.

Frente a esta maravillosa literatura no nos es posible entender el que se vea afectada por la falta de edición. Gloria Macher cuenta con un diploma de traducción de la Universidad de McGill, y su escritura irradia talento. No ponemos en duda su capacidad como escritora, pero escribir es un arte extremadamente complejo donde el editor o editora tiene un rol determinante. No existe el escritor que pueda prescindir de un editor. Cuando no se necesite ajustar la estructura de los textos, se necesitará revisar el estilo de comunicación, la veracidad del contenido de la obra o su forma (ortografía, puntuación, gramática, etc.). Esta última parte es la única donde falla este libro, y probablemente la más fácil ─aunque trabajosa─ de resolver. Quien está en cuestionamiento aquí es la casa editorial. ¿Por qué se descuida este aspecto formal tan crucial en el producto final de una obra artística? La respuesta a esta pregunta sigue siendo un enigma para mí.

Un precipicio es un despeñadero por el cual es peligroso caminar. Y sí, descubrir Viajando por precipicios es un peligro; sin embargo, el riesgo al que se somete al lector al leer este libro no es ningún otro que el de hacerlo más humano, un mejor conocedor de nuestro mundo, con la gratificación que esto supone, pero también el dolor que esto conlleva. Esta es una lectura absolutamente recomendable.

Guía triste de París – Alfredo Bryce Echenique

Guía triste de París

GUÍA TRISTE DE PARÍS

Alfredo Bryce Echenique.  Alfaguara / Promoción Editorial Inca S. A., 1999.

Alfredo Bryce Echenique nació en 1939 en Lima dentro de una familia de abolengo de la alta burguesía. Su padre y abuelo fueron banqueros y su bisabuelo materno ostentó el cargo de presidente constitucional del Perú. Su familia rechazó la vocación del escritor lo que lo condujo a estudiar Derecho. Con el pasar de los años, sin embargo, se formó en literatura francesa clásica en 1965 y en literatura contemporánea en 1966 en la Sorbona, Francia. Hizo su primera publicación en 1968 y desde entonces ha escrito doce novelas y ocho libros de cuentos, además de varios ensayos y textos biográficos.

Guía triste de París llegó a mis manos después de haber leído Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez (GGM), y no pude evitar la comparación. Los doce cuentos de GGM son historias lúgubres de extranjeros en Europa. Las de Alfredo Bryce Echenique son catorce relatos que suceden en París, donde la gran mayoría de sus protagonistas son varones peruanos, y aunque el título sugiera que son tristes ─y de hecho esencialmente lo son─ también están llenas de humor. En ambos libros se incluyen cuentos que habían sido previamente publicados como crónicas viajeras o periodísticas. Unifican a los personajes de estos veintiséis cuentos las incómodas experiencias que pueden tenerse al vivir fuera de la tierra natal, pero aquí se detienen las semejanzas entre ellos. Todo lo demás es diferencia.

Para quienes no han vivido en el extranjero, este libro les presentará un claro contacto de lo que puede significar salir del nido y vivir en tierras extrañas. Los protagonistas vivirán el choque de dos mundos: el suyo y el parisiense. Enfrentarán el denominado choque de las culturas. A un joven donjuán le costará aceptar que sus maneras de aproximarse a las mujeres no funcionan en París y no solo por el desconocimiento del buen manejo de la lengua francesa sino porque culturalmente esos modos no son aceptados en París; a otros personajes, la relación de pareja en las llamadas relaciones mixtas fracasarán, etc.  Otros serán gobernados por la inseguridad, la frustración, la soledad o la depresión; esto se verá, por ejemplo, en el caso de un joven a quien una alemana le robará el corazón y algo más; o en el caso de un humilde hombre a quien el acercamiento hacia una mujer le será esquivo, o a la inversa cuando la protagonista es mujer; o cuando a otro personaje le cae todo el peso del dolor. El lector se enterará también de otras experiencias miserables más simples y cotidianas, pero que no dejan de fastidiar la vida del extranjero. Por otro lado, y en contraste con lo mencionado, no faltará el contacto con la picardía latina en un medio que no la entiende.

 Todo esto dicho en medio de los más versátiles recursos y las variadas expresiones de la cultura de la época: el recuerdo del título o letra de canciones populares, el nombre de cantantes u otras personas de la farándula, el nombre de periódicos de la época, títulos de libros, la utilización de incorrectas pero naturales maneras de hablar («mamasel mamacita», «garsón»; «silvuplé»; etc.); citas de poetas o escritores; etc.

Humor, autenticidad y sensibilidad son las tres palabras con que describiría el estilo de Alfredo Bryce Echenique si me limitara a decirlo todo en tres vocablos. Un humor natural, que cae frecuente e inadvertidamente, cuando uno menos lo espera, en una palabra, en un apodo, en una escena. Un humor inacabable y muy suyo, sin copias. Un humor que no parece buscado, sino que parece brotar del escritor. Y autenticidad ─quizá ambas cualidades ligadas─ porque no parece estar escogiendo o inventando escenarios. Estas historias dan la impresión de ser reales, si no lo son. Y tanto mejor para el autor si son inventadas, porque el lector no se enterará de ello al leer los cuentos. La tercera cualidad, que muy bien podría ser la primera, es la sensibilidad y esta se muestra al ingresar al corazón de los protagonistas con movimientos lentos, avances profundos y, en ocasiones, muy emotivos.

Dado que no estoy forzada a limitarme a esos tres términos, añadiré dos observaciones más: su muestra de libertad y su homenaje a la imaginación. Que el autor es libre se muestra en el cuento titulado «Retrato de escritor con gato negro» donde el final tiene dos versiones.  Toda literatura es un homenaje a la creatividad o a la imaginación, pero el cuento «Debbie Lágrimas, Madame Salomon y la ingratitud del alemán»  honra esta cualidad muy particularmente.

París es así una ciudad, que bien podría ser otra ciudad de Europa, o una canadiense, o cualquier otro lugar muy ajeno a nuestra tierra de origen, donde algo se ahoga, donde reír no es tan fácil, donde no se sabe si se vive o si se está encarcelado, donde la nostalgia nos invade sin que nos demos cuenta. Rodear esto de naturalidad, sarcasmo, ironía, humor, ingenio, es la marca literaria de Alfredo Bryce Echenique.

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Cuentos de Julio Ramón Ribeyro – Parte II

Tristes querellas

JULIO RAMÓN RIBEYRO – PARTE II

Julio Ramón Ribeyro. QG Editores S.A.C., 2011.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) fue un  escritor peruano que bien pudo haber pertenecido al boom latinoamericano pero se le ubica más bien en la denominada Generación del 50 ya que en su obra se ocupó mucho de la modernización urbana y la migración andina hacia Lima. Quizá también pasó algo desapercibido porque se dedicó más al género de los cuentos que al de la novela, aunque llegó a escribir tres novelas, además de ensayo, teatro, diario y aforismo. Publicó diez antologías de cuentos sumando más de ochenta relatos. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, holandés y polaco.  En 1994, un mes antes de su fallecimiento, ganó el reconocido Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Ribeyro escribe de manera simple, clara, dinámica e impactante. A pesar de que su obra toca temas de importante contenido social, es fácilmente accesible a todo lector. El valor de esta reside más en el contenido de sus historias que en la técnica de escritura, ya que en este sentido el autor no intenta ofrecer ninguna sofisticación. A continuación comentaré brevemente doce cuentos de Ribeyro sin entrar en detalles sobre el contenido de las obras, guardando la secreta esperanza de que ustedes quieran hacer ese descubrimiento.

POR LAS AZOTEAS: Este relato inspirado en la vida real del autor es una apología a la niñez, un retrato de los sueños infantiles, sus fantasías, sus ilusiones y su confrontación con la realidad.

LA BOTELLA DE CHICHA: Un tesoro familiar, una botella de chicha, guardada durante años en espera de una gran ocasión para disfrutarla, es sustraída por uno de sus miembros, dando así pie a una historia que dará que pensar.

ATIGUIBAS: En un estadio de fútbol se escucha habitualmente la palabra atiguibas, expresión que causa gracia entre público sin que nadie pueda precisar exactamente su significado ni el porqué de su gracia. El protagonista de este cuento trata de averiguarlo cuando se le presenta la oportunidad.

EXPLICACIONES A UN CABO DE SERVICIO: Un hombre se encuentra sin empleo a los cuarenta y cinco años, aspira a ser su propio jefe y busca cómo hacer de esto una realidad. La manera cómo realiza esta búsqueda es peculiar e ilustrativa del sentir de ciertos desempleados. Explica lo que a veces no nos podemos explicar.

EL BANQUETE: Fernando Pasamano invierte toda su fortuna en el banquete de su vida. Lo hace calculando los dividendos que esto le dará si los planes resultan como todo indica que resultarán. El presidente del país, su pariente, estaba invitado. En efecto, el jefe de Gobierno asiste y confirma sus sinceras intenciones de ayudar inmediatamente a Fernando en sus proyectos. Parece que no hay marcha atrás. ¿Verdad?

EL JEFE: Eusebio Zapatero, ayudante de contador, asiste a la fiesta de la casa Ferrolux, S.A. donde todos los empleados estaban invitados. Las circunstancias se presentan de tal modo que Eusebio termina compartiendo el final de la noche a solas con su jefe. lo cual abre la relación a un trato más íntimo. Para Eusebio esta es la oportunidad propicia para pedir un aumento de sueldo después de quince años de servicio.                                                                    

El PROFESOR SUPLENTE: Matías Palomino, un hombre ilustrado, trabaja como cobrador. De pronto recibe la propuesta de sustituir a un profesor de Historia. Su vida se revitaliza llenándolo de ilusión. Se prepara y asiste a su clase inaugural.

TRISTES QUERELLAS EN LA VIEJA QUINTA: Este es otro cuento inspirado en una experiencia de la vida real de Ribeyro. Memo García y Francisca Morales viven en la misma quinta, son vecinos, pero se odian. Ambos hacen todo lo posible por molestar al otro y muchas decisiones de sus vidas están en función de ese objetivo.

JUNTA DE ACREEDORES: Roberto Delmar, dueño de una encomendería, tiene que reunirse con sus acreedores. Sus proyectos de agrandar su negocio se habían visto frustrados por la aparición de un negocio paralelo que le había robado la clientela drástica y rápidamente. Las deudas, sin embargo, tenían que pagarse.

LOS MORIBUNDOS: Perú y Ecuador entran en una guerra que deja muertos y heridos de ambos bandos. Algunos de ellos llegan a Paita. Siendo ambos pobladores muy parecidos físicamente, se les distingue por las polainas ─usadas por los ecuatorianos─ o las botas ─usadas por los peruanos. En esta oportunidad dos moribundos llegan descalzos y sin identificación.

SOLO PARA FUMADORES: Este sorprendente cuento tiene la capacidad ─como el mismo autor lo dijo─ de poder interpretarse sea como un elogio al tabaco o como una diatriba a este. Ribeyro, gran fumador en su vida real, escribe esta historia en primera persona. Nos relata con minuciosidad el desarrollo de la adicción del protagonista al cigarrillo, desde sus catorce hasta el momento en que su salud se ve atacada por este vicio amenazándolo con su muerte. Es interesante también porque incluye referencias a otros escritores fumadores y nos aporta una inteligente teoría de por qué se fuma a pesar de las grandes desventajas que esto trae. Aunque el título del cuento diga que está escrito solo para fumadores, leerlo ilustraría y beneficiaría a todo público y quizá más aún a los no fumadores.

LA CASA EN LA PLAYA: Dos amigos, un escritor y un pintor, persiguen un mismo sueño durante años. El proyecto es difícil de lograr, pero la búsqueda parece tener un valor en sí mismo, independientemente de que el objetivo sea alcanzado o no.

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Cuentos de Julio Ramón Ribeyro – Parte I

Gallinazos sin plumas

CUENTOS  DE JULIO RAMÓN RIBEYRO

Julio Ramón Ribeyro. QG Editores S.A.C., 2011.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) fue un  escritor peruano que bien pudo haber pertenecido al boom latinoamericano pero se le ubica más bien en la denominada Generación del 50 ya que en su obra se ocupó mucho de la modernización urbana y la migración andina hacia Lima. Quizá también pasó algo desapercibido porque se dedicó más al género de los cuentos que al de la novela, aunque llegó a escribir tres novelas, además de ensayo, teatro, diario y aforismo. Publicó diez antologías de cuentos sumando más de ochenta relatos. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, holandés y polaco.  En 1994, un mes antes de su fallecimiento, ganó el reconocido Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. 

Ribeyro escribe de manera simple, clara, dinámica e impactante. A pesar de que su obra toca temas de importante contenido social, es fácilmente accesible a todo lector. El valor de esta reside más en el contenido de sus historias que en la técnica de escritura, ya que en este sentido el autor no intenta ofrecer ninguna sofisticación. A continuación comentaré brevemente ocho cuentos de Ribeyro sin entrar en detalles sobre el contenido de las obras, guardando la secreta esperanza de que ustedes quieran hacer ese descubrimiento. Nótese como curiosidad que en estos cuentos todos sus protagonistas son varones, y en ningún caso estos cuentan con la compañía estable de una mujer.

LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS: Esta obra pertenece a su primera publicación aparecida en el libro de cuentos que lleva este mismo nombre en 1955. En este cuento se denuncia la pobreza extrema, el trabajo infantil en condiciones insalubres, la explotación y el maltrato infantil en el medio familiar. Dotado de una terrible crudeza no hace más que tocar las fibras de una realidad dolorosa y muchas veces ignorada en la literatura. Este cuento se ha interpretado como una parábola de los explotadores y los explotados. Esta obra fue llevada al cine en la película Caídos del cielo de Pancho Lombardi y constituye, sin duda, el cuento más famoso de Ribeyro.

ALIENACIÓN: En este cuento se aborda el racismo y una de las consecuencias de la modernización: el deseo de imitar el modo de vida y la imagen de los estadounidenses blancos, cuyo poder predomina en el mundo. Un zambo, hijo de una lavandera, desea vivir el  llamado sueño americano y no escatima esfuerzos para lograrlo. El resultado de esta empresa es, por decir lo menos, irónico.

AL PIE DEL ACANTILADO: Aquí se relata la terrible historia de un hombre que empieza a levantar su casa de la nada, al pie del acantilado. Junto con sus dos hijos varones, sin mujer y en la mayor pobreza, construye un hogar y resuelve el problema de la sobrevivencia. O, al menos, así lo cree. Las desgracias y sorpresas de la vida le dirán lo contrario. Este cuento ha sido interpretado como una alegoría de la difícil vida que enfrentan las personas que pertenecen a una clase social baja y que, como los migrantes, tienen que comenzar una vida desde cero. Hacia el final saldrá a relucir el empuje del ser humano contra la adversidad, mostrando una fuerza que no parece tener límite.

LA INSIGNIA: Este cuento forma parte de los relatos de Ribeyro que han sido agrupados como sus obras fantásticas. Un hecho insignificante ─encontrarse una insignia─ cambia la vida de su protagonista. Este se ve envuelto en un mundo que él mismo no comprende, pero se deja arrastrar por él hasta llegar a hacer de este rumbo su vida entera. La historia ha sido interpretada como una sátira a los políticos que hacen carrera sin que parezcan entender lo que están haciendo con sus vidas. El autor, según sus propias declaraciones, parece haberlo escrito de manera más particular, inspirado en la actividad secreta de un tío suyo. Pienso que la historia puede aplicarse de manera general a quienes no saben por qué viven como viven.

RIDDER Y EL PISAPAPELES: Este cuento subraya la increíble coincidencia que vive el protagonista al encontrar, en Bélgica, un pisapapeles que tuvo desde niño y que perdió cuando tenía veinte años en Lima. Se hace de esta simple historia un misterio, más interesante todavía si se considera que está inspirado en una experiencia real del autor.

DOBLAJE: Este es otro de sus pocos cuentos fantásticos. Aparece en su segundo libro de cuentos y está ambientado en Londres y en Sídney. El relato juega con la idea de la existencia de un doble para cada ser humano. El protagonista va en busca del suyo.

DEMETRIO: Un hombre da muestras de haber vivido después de su muerte. La gente cree que es un embuste, pero un amigo suyo se empeña en descubrir la tenebrosa verdad.

SILVIO EN EL ROSEDAL: Este relato es parte de la octava colección de cuentos de Ribeyro, la que lleva este mismo nombre. Esta bellísima historia sigue los pasos de un hombre bueno y solitario, que no sabe por qué vive ni qué quiere, pero quien ─gracias a los impredecibles hechos de la vida─ va viviendo sin planificarlo. La conciencia del sin sentido de la vida y de una posible muerte temprana no se ocultan. Vivir, ser, amar, se presentan como las palabras claves de este relato intimista que parece tener en el protagonista al alter ego de Ribeyro.

¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA? 

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 NOTA A LOS LECTORES: Algunas de estas obras se encuentran en Internet al acceso del público con una simple búsqueda en la red. El cuento «Gallinazos sin plumas» está disponible gratuita y legalmente en Ciudad Seva:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/ribeyro/los_gallinazos_sin_plumas.htm

Cecilia Lira. Calle Buena Muerte Nº820.

Calle Buena Muerte Nº820

Cecilia Lira. Lugar Común, 2016.

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Cecilia Lira es una escritora peruano-canadiense, nacida en Lima en 1940 y radicada en Montreal desde 1992. Habla español, inglés, francés y alemán. Su ensayo titulado «¿Por qué aprendo alemán?» fue merecedor del Primer Premio del Instituto Goethe en 1986. «Canadian Experience», su segundo ensayo, apareció publicado en 2010 en el libro The City We Share, una antología de escritores de la ciudad de Pointe Claire en Canadá, editado por Mark Abley, poeta, columnista de The Gazette, novelista y editor en Montreal. Cartas desde la nieve fue su primer libro y se publicó en 2012. El segundo, Calle Buena Muerte Nº 820, se publicó en 2016.

La reseña de una vida evocando cinco generaciones y pintándonos a través de sus historias una semblanza de la ciudad de Lima desde mediados de 1800 hasta nuestros días. Así resumiría esta novela  auténtica, honesta, ilustrativa y cautivante.

Zoila Pró Fernandini, en 1863, meses después de que perdiera a su madre, es separada de su familia y dejada por su padre en la casa de su madrina a la edad de diez años. Él regresaría a España, su país natal, a rehacer su vida. Hortensia Echevarría de Oyague educaría a Zoila como a una hija. La niña terminaría casándose con Giuseppe Boitano Garvarino, un italiano que había llegado al Perú en 1859. Así nacería la historia de esta familia cuyo apellido es difícil precisar porque se narrará a través de la rama materna.

Zoila tendrá dos hijos y una niña, María Zoila. Esta tendrá una hija única, Clara Luisa. A su turno Clara Luisa hará lo mismo, dando a luz a Margarita, y Margarita a Cecilia, la autora de este libro, quien se encargará de romper la tradición. Es posible que este testimonio pretenda contar la historia de vida de Cecilia y de sus ancestros cercanos, empezando por su tatarabuela, Zoila Pró, a quien llegó a conocer; pero desde muchos puntos de vista esta es la historia de una familia de clase media de la ciudad de Lima desde mediados del siglo XIX hasta finales del siglo XX, en el popular distrito de Barrios Altos, y creo que allí radica lo fascinante de esta crónica. Constituye un retrato socioeconómico de un sector de esa sociedad.

No fue la intención de la autora hacer de esta obra un manifiesto feminista; sin embargo, siendo las mujeres protagonistas de esta obra, sus vidas nos ilustrarán la evolución del rol de la mujer en este periodo de siglo y medio.  No se llegará, sin embargo, al punto donde la mujer muestre autonomía total y se libere del deseo de ser esposa y madre como principal objetivo de vida para dar paso a aspiraciones mayores como la exploración de su desarrolo profesional o de otros roles en el mundo, como personas independientes. En estas historias el sueño de encontrar a un amor seguirá rigiendo y apareciendo como eje central de realización personal. Esto refleja las transformaciones de la época, y el momento en que muchas mujeres todavía se encuentran ligadas a esa antigua y fuerte tradición de definir su vida a partir de la presencia de un hombre, o gobernadas por los genes o los instintos que las siguen llamando, y las  llamarán por mucho tiempo más, a la maternidad. Claramente veremos a la Mamama dependiendo de su esposo y, después de viuda, de su próximo compañero; a un joven doctor embarazando y abandonando a una mujer, condenándola así a la vida de una madre soltera para siempre; a otra mujer no pudiendo vivir su verdadero amor debido a los prejuicios sociales, y teniendo que llevar su vida al lado de un esposo agresivo y abusivo; a otra madre soltera quien después de vivir una relación de abuso, se apoyará en una relación sin amor recíproco tan solo para sentir protegida y para poder superarse socialmente y romper con esa cadena de desdichas. Como muestra de los grandes cambios sociales se verá que esta misma mujer tendrá una profesión de la cual podrá eventualmente vivir, y logrará entonces emanciparse y encontrar al verdadero amor. La evolución de estas generaciones terminará con la historia de otra mujer quien, como en los cuentos de hadas, encontrará a su príncipe azul, con la gran diferencia respecto a aquellas historias de que ella contará con una mejor educación y una profesión que sin duda la ayudarán a definir una relación más igualitaria.

Todo esto, que parece el tema de una tesis académica, será contado de la manera más desapercibida posible, sin intención de subrayar los cambios sociales, solo narrando con simpleza las experiencias cotidianas que podrían pertenecer a cualquier familia. Más aún, la emoción, el humor y la ternura salpicarán la obra de comienzo a fin. Otra vez la pluma femenina dará a la literatura un toque diferente para entender el mundo. Otra vez las mujeres podremos leer en las letras de otra mujer aquello que nos emociona, que nos identifica y que durante muchos años ha sido invisible en la pluma masculina.

Técnicamente el libro está escrito con propiedad aunque ajeno a los sutiles cambios introducidos por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española desde el 28 noviembre de 2010 en aras de una gramática más ágil de acuerdo a los tiempos modernos. Si tuviera que sintetizar en qué consisten los principales cambios propuestos diría que en dejar de tildar la palabra solo y los pronombres demostrativos este, esta, estas y en escribir con minúsculas muchas palabras que antes se escribían con mayúscula (como, por ejemplo, los cargos y los tratamientos).

El valor del libro, sin embargo, está por encima de esas sutilezas. El atractivo de la obra radica no solo en el contenido sino en la forma en que es presentado. A diferencia de su primera obra, la escritora no usa el género epistolar sino el de la novela de testimonio, enriquecido este por la investigación del pasado de su familia. Así, la ambientación y el tiempo salen de la casa de la calle Buena Muerte donde vivieron la mayoría de sus personajes. Cecilia Lira mezcla la narración en primera persona con el protagonismo de las voces de otros personajes y recurre a un montaje narrativo cronológico clásico, pero dando saltos hacia el pasado para regresar después a los tiempos desde donde había dado el salto. El estilo es sencillo, nítido, sin nada que dificulte la comprensión del texto, y lleno de pinceladas humorísticas.

Desde el punto de vista costumbrista nos mostrará estampas de narraciones infantiles, dichos, jergas, vocabulario popular y tradiciones limeñas que describirán la vida al interior de un hogar, la unión de una familia, la reagrupación de los vecinos, la aparición de la radio y la televisión, las travesuras infantiles, las inquietudes de los adolescentes, las fiestas, los carnavales y las costumbres religiosas, todo dicho casi silenciosamente, sin gran anuncio, pero sobre todo comunicado vivamente.

Lea el libro, será un placer.

Para mayor referencia sobre la autora, consultar www.cecilialira.com

CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL

CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL

Mario Vargas Llosa. Seix Barral, 1969.

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Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista y dramaturgo nacido en Perú el 28 de marzo de 1936. Ha recibido alrededor de un centenar de premios y distinciones de literatura destacando entre ellos el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Nobel de Literatura 2010. Terminó Conversación en La Catedral a la edad de treinta y tres años, después de tres años de arduo trabajo.

Zavalita y Ambrosio conversan en La Catedral, un bar pobre ubicado en Lima. Esta simple oración podría ser el resumen de Conversación en La Catedral, una obra monumental donde en efecto todas las historias se cuentan en ese único espacio y provienen de esa conversación o aluden a ella. Y sin embargo es tanto más. A lo largo de la novela aparecerán una media docena de personajes principales y al menos una treintena de personajes secundarios. Se dice que Vargas Llosa escribió en la primera versión de este libro unas mil quinientas páginas que al final quedaron reducidas a menos de mitad.

No reseñaré la historia de la novela porque adivino que es lo que menos hubiera querido el autor ya que él mismo nos cuenta las cosas dosificadamente. El escritor invita al lector a armar la historia a medida que la lee. Nada es explícito, claro o lineal.  La novela nos va ofreciendo información o pistas de esta y dependerá de nosotros darle la forma final y una total solidez a medida que la leamos.

No detallaré el argumento, pero mencionaré al menos los temas de los que trata, que los hay muchos y todos de interés. De hecho esta novela podría ser analizada desde varios puntos de vista. Primero, desde la visión histórica ya que la novela no solo se ambienta en el Ochenio en que gobernó Manuel A. Odría en el Perú (1948-1956) sino que recrea momentos históricos de la época, hace referencia a personalidades que existieron entonces (aunque disfrazadas con otros nombres) y nos muestra las repercusiones que esa dictadura tuvo en ciertos sectores de la sociedad peruana. Podría apreciársele también desde la óptica política ya que se adentra en los tejes y manejes del poder develando la corrupción que este conlleva, así como ─desde otro extremo─ la lucha política de los movimientos estudiantiles de izquierda. Es también de un valor inconmensurable desde el punto de vista sociológico porque subraya los problemas de racismo, perfila la personalidad de representantes de diferentes estratos sociales y la interacción que se da entre miembros de distintas clases, así como también se refiere a la prostitución, la homosexualidad, la vida en el interior de un medio periodístico, etc. Psicológicamente se introduce en el desolado pesimismo o fracaso de los seres humanos, no ajeno al desmoronamiento moral de un país. Finalmente, de alguna manera nos acerca a la vida del autor quien parece tener en Santiago Zavalita a su alter ego (ambos estudiaron en la Universidad de San Marcos, militaron en filas comunistas clandestinas, trabajaron como periodistas desde muy jóvenes, manejaron relaciones difíciles con sus padres, ambos tuvieron que rescatar a su mascota de la perrera y de ahí entraron a beber algo en el bar La Catedral) así que podría decirse que aun sin ser una obra autobiográfica hace referencia a la vida de Mario Vargas Llosa.

La magnificencia de la obra, sin embargo, no radica solo en esta vasta temática y la manera como estos temas se entrelazan entre sí sino en el cómo lo hacen si lo analizamos desde el punto de vista literario. Y no me refiero a la exquisitez y precisión de su vocabulario sino a lo que, a mi parecer, viene a constituir la parte más valiosa de la obra: el estilo de escritura, la extraordinaria técnica de escritura a la cual dedicaré los siguientes párrafos. Para evitar teorizar sobre el asunto, haré uso de algunos ejemplos que ilustrarán mis apreciaciones.

«Zavalita, te sientas y esa hinchazón en Cuatro semanas sin ver a la mamá, a la Teté. Quién iba a decir que Popeye se recibiría de arquitecto, Zavalita, quién que acabarías escribiendo editoriales contra los perros de Lima. Piensa: dentro de poco seré barrigón». La primera frase incompleta la dice el narrador omnisciente, interrumpido por el personaje principal que piensa sin que nadie indique esto (no hay comillas, nada que lo muestre) y luego se habla a sí mismo, para enseguida pensar nuevamente, esta vez sí mostrándoselo al lector, pero no a través de los indicadores acordados sino a través de la manera que el autor inventa: escribiendo la palabra Piensa: para después agregar lo pensado.

«[…] ahí está Ana, qué te pasa, viene con los ojos hinchados y llorosos, despeinada: se lo habían llevado al Batuque, amor». La primera frase la dice el narrador, la pregunta la hace Zavalita a su mujer (pero esto no se indica con comillas o guiones largos o rayas que muestren diálogo como corresponde), vuelve a hablar el narrador y termina constestando Ana, pero no directamente como cuando su esposo le hizo una pregunta sino a través del narrador, como si este contara indirectamente lo que ella dijo.

«¿Y la niña Teté?», pregunta Ambrosio. «Se casó con ese muchacho que iba a la casa ─dice Santiago─. Popeye Arévalo. El pecoso Arévalo» ¿Qué tiene de particular este diálogo? Así como lo presento, nada. Pero sí es especial. ¿Por qué? Porque la pregunta se hace en la página 17 y la respuesta se da en la 29. Y esta aparece entre una conversación de los padres de Santiago y una intervención del pecoso Arévalo. ¿Qué signifca esto a nivel estilístico? Que escribe por asociación, que superpone tiempos y diálogos, que no sigue el camino de la lógica formal.

Los tiempos, los personajes, el contenido de los diálogos se entreveran y alteran a través de toda la novela. En la página 24, por ejemplo, leeremos el final de este libro sin saberlo. En otros momentos de la narración se intercalarán dos y hasta tres diálogos que ocurren en diferentes épocas, en distintos lugares y entre personajes diversos. Ilustraré esto con un ejemplo (solo la primera intervención se corresponde con la última, las otras dos pertenecen a otros diálogos):

«─Niño, niño ─dice Ambrosio─. Cómo va a decir eso de él, niño.

─Cómo conoces la psicología del cholo, senador ─dijo el senador Landa.

─Ya ves que no está truqueando─dijo Ludovico─. Suéltalo ya

─Pero ya no lo odio, ahora que está muerto ya no─dice Santiago […]»

Este juego de voces no hace más que potenciar la realidad haciendo que el lector se pasee en varios lugares y «toque» a varios personajes en apenas segundos mientras va construyendo la historia de una manera muy compleja. Si tuviéramos que decir algo en contra de esta novela sería justamente que esa complejidad impide saber con claridad lo que está pasando, dónde y quiénes son los personajes que actúan, particularmente en la primera parte de la novela. Sin embargo, el reto intelectual que esto despierta, la sensación de estar construyendo la novela junto con el escritor y de vivirla con tanto realismo lo compensa todo.

Casi cincuenta años después de la publicación de este libro, pocos escritores podrían decir que han aportado tanto a la originalidad  de la literatura latinoamericana. Más aún, Conversación en La Catedral es una obra de arte que enaltece la literatura  mundial.

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Cartas desde la nieve – Cecilia Lira

Primera Carátula de "Cartas desde la Nieve"

Primera Carátula de «Cartas desde la Nieve»

CARTAS DESDE LA NIEVE

Cecilia Lira. Editorial Mesa Redonda, 2012.

Cecilia Lira es una escritora peruana, nacida en Lima en 1940 y radicada en Montreal desde 1992. Habla español, inglés, francés y alemán. Su ensayo titulado ¿Por qué aprendo alemán? fue merecedor del Primer Premio del Instituto Goethe en 1986. «Canadian Experience», su segundo ensayo, apareció publicado en 2010 en el libro The City We Share, una antología de escritores de la ciudad de Pointe Claire en Canadá, editado por Mark Abley, poeta, columnista de The Gazette, novelista y editor en Montreal. Cartas desde la nieve es el primer libro de Cecilia Lira. Su próximo, titulado La Buena Muerte 820 verá la luz proximamente.

Conocí a Cecilia Lira en el VI Encuentro de Escritoras HispanoCanadienses, sus Críticos y Editores, llevado a cabo el 6 de junio de 2015 en Ottawa, donde leyó un cuento de su autoría cuyo tema central era la estremecedora historia de la violación de una empleada del hogar. La autora presentaba este drama en medio de la cotidianeidad de la vida de una familia de clase media limeña; contraste acentuado con la introducción del idioma quechua en una narración que tenía como base el español. Escuché este relato solo una vez, pero esa experiencia fue suficiente para no olvidar el impacto que dejó en mis emociones y en la de otros asistentes al evento, según me mencionaron algunos de ellos. No dudé, entonces, en aceptar hacer la crítica de su primer libro cuando se presentó la ocasión.

Leer esta obra fue sorprendente también, pero por diferentes razones. No fue fácil reconocer que ambos escritos vinieran de la misma pluma. Cartas desde la nieve, en congruencia con su título, es un libro que recopila historias escritas desde Canadá. Reúne específicamente, además del prólogo, treinta y seis extractos basados en recuerdos de la autora y en cartas manuscritas que su madre guardó en vida en un gran sobre de manila y que ella no descubrió hasta el momento de su muerte. Si aplicamos un mínimo de rigor, en realidad  veremos que esos extractos no son cartas propiamente dichas. Estas existen, pero conformarán la tercera parte del libro a lo mucho, y no todas serán firmadas por Cecilia, la protagonista. La mayoría de estos compendios constituyen experiencias de vida de cuando ella y su familia emigraron a Canadá. Encontraremos inclusive un cuento por ahí. Este es el resumen general de la temática del libro y los géneros literarios que allí se utilizan: el epistolar, la anécdota y el cuento.

La obra está escrita en un lenguaje tan cotidiano y con una actitud tan natural que no hay lector que no pudiera comprenderla, incluyendo a personas que recién inician su camino por la literatura. Sin embargo, si nos viéramos obligados a precisar a qué público podría interesarle particularmente, diríamos que a los migrantes que llegamos a radicar a Canadá y a aquellos que se interesan en emigrar a este país, porque mucho de lo que en el libro se cuenta es la realidad enfocada desde la mirada de un nuevo residente.

Se hablará, por supuesto, del invierno, de las costumbres diferentes, de los dolores, de la nostalgia por todo lo dejado atrás, de los retos, de las dificultades para encontrar un trabajo y para mantenerse en él, de cómo se puede salir del hoyo, y de qué manera los años, el buen espíritu y el esfuerzo lo mejorarán todo. Lo que podría ser drama, y lo es en mucho, se convierte en desafío, en amor, en risa, en la increíble lucha de la que solamente un migrante puede dar testimonio. Quienes aquí vivimos nos reconoceremos en ello. Quienes planean radicar en este país lo pensarán más cuidadosamente. Algunas anécdotas son, probablemente  de interés solo para su autora, pero estas serán la excepción. La belleza de este país no se pondrá nunca en cuestionamiento, sobre todo en lo que respecta al amor y solidaridad de su gente. Mucha de la dicha vivida será verse insertados en el sistema, ver la realización de los hijos, por quienes se llegó a esta tierra.

Encontraremos positivismo e ingenio en medio del drama, deseos de vivir, empeño por salir adelante, capacidad de trabajo, ejemplo, sencillez y hasta desvergüenza. La autora no pone ningún empeño en esconder experiencias ridículas, desagradables y hasta groseras u ordinarias. En general, sin embargo, el libro estará marcado por una alegre espontaneidad, por un fuerte deseo de vivir, pero quizá lo más memorable será su sentido del humor y su expresividad, los cuales harán de esta narrativa una tragicomedia. Cecilia Lira sabrá hacernos reír cuando menos lo esperemos; capturando aquello que todo migrante querría poder expresar. Comunica.

Técnicamente es muy difícil juzgar esta obra porque está muy fragmentada. El hilo conductor es claro, pero no la consistencia externa de sus apartados. No es una obra necesariamente lineal (aunque esa es su tendencia) ni enfocada en una sola atmósfera. Hay muchos cronotopos (del griego kronos = tiempo y topos = espacio, lugar) en este libro, pero entre ellos no hay una conexión que nos muestre el arte de enlazar el todo de la narración. Las historias se relacionan, no hay duda, porque pertenecen a una misma vida. Es una suerte de autobiografía, pero fraccionada. El vocabulario es apropiado, el manejo de la gramática muy conveniente y la edición del libro es elegante. Bello título el del libro, por cierto.

Para mayor referencia sobre la autora, consultar www.cecilialira.com

La amigdalitis de Tarzán – Alfredo Bryce Echenique

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LA AMIGDALITIS DE TARZÁN

Alfredo Bryce Echenique. Editorial Alfaguara, 1998.

Alfredo Bryce Echenique nació en 1939 en Lima dentro de una familia de abolengo de la alta burguesía. Su padre y abuelo fueron banqueros y su bisabuelo materno ostentó el cargo de  presidente constitucional del Perú. Su familia rechazó su vocación de escritor lo que lo condujo a  estudiar Derecho. Con el pasar de los años, sin embargo, se formó en literatura francesa clásica en 1965 y contemporánea en 1966 en la Sorbona, Francia. Se inició como escritor en 1968 y desde entonces ha escrito once novelas y ocho cuentos, además de varios ensayos y textos biográficos.

Frases impactantes del libro:

  • «De dónde sale un hombre […] con el que solo se está: «Bien». […] Con un hombre se es feliz, o nada. Y ese hombre, feliz con esa mujer, o nada»
  • «La paz no es más una manifestación muy profunda de la nostalgia».

Crítica literaria:

Esta es una novela que bien podría haberse inspirado en El amor en los tiempos del cólera escrita trece años antes por Gabriel García Márquez, en el sentido de que habla de la historia de un amor que no se realiza, a pesar que se mantiene vivo en el transcurso de las décadas. Los protagonistas son Juan Manuel Carpio, poeta y músico, y Fernanda María de la Trinidad del Monte Montes, correctora de estilo, se conocen en 1967, año en que Luisa, la esposa de Juan Manuel, lo abandona, momento en que empiezan las malas coincidencias. Se enamoran felizmente hasta que Fernanda harta de que él no olvidara a Luisa, la mujer de la que se había separado, decide engañarlo para provocar en él una reacción. La hubo, y eso los llevó a la separación, a pesar de que continuaban amándose. Como en La vida exagerada de Martín Romaña, otra obra de Bryce Echenique, Juan Manuel es peruano, vive en París, es sensible, le cuesta obtener éxito profesional a partir de una profesión poco rentable, pero sobre todo ama profundamente a una mujer y hace que su relación con ella ocupe un lugar prominente en la novela a pesar de ser un amor fugitivo. Como Martín Romaña, también Juan Manuel del Carpio habla de su historia muchos años más tarde y se concentra en las complicaciones del mundo sentimental. Hasta aquí llegan las coincidencias, pero son suficientes como para afirmar que el protagonista sería entonces y nuevamente otro alter ego del autor.

El recuerdo de un amor que fue sin llegar a serlo, las circunstancias adversas que lo envolvieron, el desatinado estimated time of arrival, la postergación de nuestra persona por  respeto a los demás, el deseo de no herirlas (aunque uno termine hiriéndose), las contradicciones de los sentimientos, la falta de atrevimiento: todos estos elementos se juntan para hacer del amor de esta pareja un desencuentro casi permanente, tanto personal como geográfico («raro este amor acróbata, saltando a través de los años y de los lugares»), con dos excepciones: algunos escasos y cortos viajes en los que se encontraban, y la existencia de las cartas. Todo el libro parece estar compuesto de cartas. Estas se inician probablemente a comienzos de los setenta y terminan en 1998. A través de ellas se aman, se esperan, se extrañan; pero nunca encuentran el momento para unirse definitivamente. Sus pensamientos se aferran a momentos que les recuerdan lo que pudo ser (como aquel en que él se queda mudo al verla en su auto frente a un semáforo en el que ella espera sin notar su presencia, constituyendo esta escena la última vez que se vieran en muchos años, y la oportunidad perdida para haber retomado su relación, quebrada por aquella disputa), a sueños que podrían realizarse (el próximo viaje para amarse, aunque este tome años), pero sobre todo a las palabras de amor que intercambian y que los mantienen extrañamente unidos. El libro terminará cuando la pareja pase largamente los cincuenta años.

Lo que fue (o más bien lo que no fue) y lo que habría podido ser. Esa es la historia de este amor. Una lección para enseñarnos que las decisiones que tomamos cada momento podrían cambiar el rumbo de nuestra vida. Y allí la moral aprendida jugaría su rol, tanto para separarlos cuando se la respeta (no entrometerse en un matrimonio a pesar de saber que en él ya no hay amor, no presionar cuando se sabe que se puede destruir una familia) como para unirlos cuando se vive por encima de ella (infidelidades no escondidas).

Técnicamente, el libro está escrito bajo el género epistolar. Es casi exclusivamente la recopilación de las cartas escritas por Fernanda, con algunos extractos de las misivas de Juan Manuel (ya que muchas de ellas le fueron robadas a Fernanda en un asalto en Oakland) y ciertos comentarios que este añade como narrador. Ambos estilos de escribir (el de Fernanda y el del Juan Manuel) se diferencian claramente, aunque los personajes no logran convencer del todo al lector sobre el porqué de su distanciamiento a pesar de su amor, hasta el punto que uno puede preguntarse si este amor realmente existe.

Tarzán es Fernanda, llena de vida, de deseos de conquistar su entorno, de fuerza. Como Tarzán, ella desarrolla fortaleza y astucia para enfrentar su vida. La amigdalitis es el símbolo de su incapacidad de hablar, de decir, de dirigir su vida, de gritar lo que debería, es el rendirse a su realidad, a su necesidad de descanso: «la vida entera mía luchando por aquí y por allá se me había trabado en la lengua y la garganta», en un «S.O.S., de ternura y amor doble», «una feroz amigdalitis […] me quitó cualquier veleidad de andar lanzándome al río a cada rato, cual Tarzán […] en la jungla de asfalto en que me ha tocado vivir».

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A través de mis recuerdos – Biografía de Magdalena Canjura de Morataya – Roxana Orué

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A TRAVÉS DE MIS RECUERDOS.

BIOGRAFÍA DE MAGDALENA CANJURA DE MORATAYA.

Roxana Orué. Art and Literature Mapalé & Publishing Inc. Canadá, 2014.

Aparte de algunos poemas que escribí en mi juventud y cuando llegué a Canadá, en 1998, no había escrito antes. Comencé a hacerlo sin darme cuenta en el año 2011, cuando decidí compartir mis comentarios sobre los libros que leía con mis contactos  de Facebook. Pronto, y gracias a Cindy Muñoz, estos comenzaron a publicarse en El Eco Latino. A los meses, Silvia Alfaro me animó insistentemente a escribir un cuento y presentarlo a un concurso nacional en Canadá. Fue selecccionado y publicado. Más tarde escribí un segundo cuento que presenté a un concurso internacional en España, ganando el tercer puesto. Poco después la Editorial Mapalé me contactó para escribir la biografía que aquí menciono. Trabajo hoy, con dos colegas, en un segundo libro. Esa es toda mi corta pero vertiginosa historia en la literatura.

Sería extremadamente difícil, si no imposible, hacer una crítica sobre mi propio libro, de modo que no será eso lo que leerán a continuación. Dedicaré esta columna, más bien,  a compartir algunas reflexiones sobre la lectura y la escritura, y una apreciación muy general sobre esta obra.

¿POR  QUÉ ESCRIBO?

Escribo porque tengo un llamado interno. Sospecho que se trata de un sentimiento artístico que necesita expresarse. Siento que las palabras me persiguen diciéndome que juegue con ellas. Y tal vez eso sea todo. A menos que me una al gran maestro de las letras Gabriel García Márquez y diga : «Escribo porque quiero que me quieran».

¿PARA QUÉ LEEMOS HISTORIAS?

En respuesta a esta pregunta se ha dicho mucho hablando desde la necesidad del ser humano de entretenerse con fantasías hasta la de cultivarse. No negaré ninguna de esas afirmaciones, pero compartiré mis propias meditciones. Leemos historias porque solo pudimos vivir una vida, y aquellas otras posibilidades que se quedaron sin realizarse buscan una respuesta, y leer una historia nos da esa maravillosa experiencia de sentir que estamos viviendo una nueva vida. No las da una canción también pero en unos cortos minutos; nos la da el cine pero con sonido e imagen, por lo tanto con menos lugar para la imaginación, además de que es un arte del que normal mente disfrutamos  en compañía; también nos la da escuchar a alguien hablar de su vida, pero esa comunicación suele estar entrecortada e invita al diálogo. Solo leer nos permite vivir otra historia en total intimidad con nosotros mismos, en silencio,y nos regala más espacio para ponerle rostros a los personajes, y acomodar la ambientación a nuestro gusto o nuestras necesidades. Es un arte que se acerca mucho a nuestro ser. Creo que también es importante la explicación de que leemos para conocer a otros seres humanos, ya que a través de una historia podemos penetrar en la psicología de otras personas.

¿Y QUÉ NOS DICE LA BIOGRAFÍA DE MAGDALENA CANJURA DE MORATAYA?

Ante todo que los proyectos imposibles no lo son tanto. Miles de escritores luchan por ver su obra publicada sin conseguirlo. ¿Cómo pudo hacerlo Magdalena, quien terminó a duras penas sus estudios en la escuela primaria? Creo que esto se explica porque durante muchos años hizo el gran esfuerzo de escribir su historia, y luego buscó incansablemente que se la publicaran. Ese empeño la ha acompañado toda una vida llena de adversidades. Y pasar a través de esa historia fortalece, además de que nos permite ponernos en contacto con un país centroamericano: El Salvador.

Se podría decir que esa es la esencia de mucho ser humano:  luchar por sus objetivos, y esquivar o vencer los contratiempos que se le presentan. ¿Pero quién no se cansa en el camino? ¿Quién no necesita una pausa para refrescar su mirada? Esa es la oportunidad que nos ofrece este libro.

Los escritores normalmente narran o escriben poesía, no ambos estilos a la vez. En esta obra, sin embargo, se combinan. Después de cada capítulo hay un poema, excepto por el noveno, en el que se escribe una crónica de la Guerra Civil en El Salvador. Me despido presentándoles el último de estos poemas que funciona como epílogo.

EPÍLOGO

Vuelvo mi rostro y miro las montañas,

el color de los atardeceres.

Miro los pastizales que antes fueran

algodonales y cañaverales.

Entre la niebla aparece

el semblante sereno de mis padres

pero en la tierra mi padre está ausente

y mi madre enloda sus manos

dobla la espalda

siembra la simiente.

 

La soledad se apodera

del fémur de mis piernas,

de mis brazos cansados,

de las falanges de mis dedos,

penetra en mi alma.

¿Qué hacer?

 

Me pregunto cómo en

mis peores pobrezas

no terminé prostituyéndome,

cómo en mi desesperación

no  recurrí a las drogas o

me bañé de alcohol.

 

Veo el desvío a San Matías y El Jocote,

veo que pueden cruzarse los montes,

que el río corre, que el sol regresa.

Tomo la ruta de las flores,

la de los pétalos de las campanillas

que alfombran el camino,

huelo los alhelíes frescos,

las mañanas de leña,

las teclas de las marimbas cantan,

renuevo mi aspecto con la energía

del zumo de la quebrada,

me alumbro con el color de los maquilihues,

lleno mi cántaro de agua,

mi cuerpo de fe

y enrumbo

camino

enrumbo…

El héroe discreto – Mario Vargas Llosa

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EL HÉROE DISCRETO

Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara, 2013.

Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista y dramaturgo nacido en Perú el 28 de marzo de 1936. Ha recibido alrededor de un centenar de premios y distinciones, entre ellos el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Nobel de Literatura 2010. El héroe discreto es la última obra del autor, publicada en septiembre de 2013.

Cuando la técnica narrativa alcanza el nivel de la perfección, el contenido de lo que se narra pareciera pasar a segundo plano. Aparentemente eso es lo que ocurre con El héroe discreto. Vargas Llosa es el orfebre, el pintor, el escultor de la palabra, del diálogo, de los tiempos, de los espacios, de los personajes, del suspenso. Un obrero que ha elevado su técnica tan alto que puede contar cualquier historia, independientemente de su argumento, cautivando a su público. Me veo obligada a subrayar esto porque la temática de esta obra es no solo simple sino melodramática y hasta trillada. Gran decepción para quienes, al tratarse de un literato que ha ganado el Premio Nobel de Literatura, esperan el próximo paso del gigante: una sorpresa estilística, una aproximación a un nuevo género, una reflexión sobre los grandes problemas sociopolíticos del mundo, algo. Y la sorpresa llega pero del otro lado: el autor decide relajarse y entretener a su público con una historia que bien podría ser el guion para una audiencia de telenovelas antes que para el lector que busca enriquecerse culturalmente.

¿Y cuál es ese tema tan truculento al que nos referimos? Dejándonos guiar por el título del libro, tendríamos que decir que esta novela cuenta la historia de un hombre llamado Felícito Yanaqué, cuyos orígenes fueron muy humildes ya que creció en la pobreza, abandonado por su madre y criado exclusivamente por su padre. Este hombre luchó desde su miseria para darle a su hijo un futuro mejor; y lo logró: Felícito era casado, padre de dos varones y dueño de la exitosa Empresa de Transportes Narihualá en la ciudad de Piura. Llevaba una vida normal hasta que un día recibió una carta anónima en la que le solicitaron un cupo de quinientos dólares mensuales bajo amenaza de hacerle daño si no cumplía con el pago requerido; a partir de entonces su vida se convirtió en una permanente preocupación si no en una desgracia. El nombre apelativo de héroe discreto deriva de la forma en que Felícito reaccionó ante este chantaje. Hasta aquí se podría decir que el tema se adentra en el mundo de la delincuencia, con lo cual se estaría abordando un problema social en lugar de un melodrama, pero hay que ver cómo se desenvuelve la historia…

Es necesario añadir, olvidando el título que nos guió antes, que en realidad este libro cuenta dos historias paralelas. La segunda se desarrolla en Lima, teniendo como personajes centrales a Ismael y Rigoberto. Este último es empleado del primero, Ismael Carrera, un octogenario dueño de una aseguradora millonaria y padre de dos hombres sin ninguna virtud empresarial, sus hijos mellizos Miki y Escobita, que no ven la hora de heredarlo. Consciente de esto, el padre decide sabotearles la realización de ese deseo. El cómo logra dificultarles el camino es la prueba de que esta novela descendió a los espacios domésticos más anodinos, ya sea porque Vargas Llosa no quiso exigir más a su imaginación (sus enemigos dicen que no pudo hacerlo) o porque decidió jugar un poco con sus dones.

Dos temas secundarios pero interesantes aparecen en la novela haciendo incursionar al autor en el mundo de lo espiritualmente misterioso. Uno es la aparición de Adelaida, una mujer que parece tener poderes extrasensoriales (expresión nunca utilizada por el autor), una suerte de adivinadora, de vidente, a quien, sin proponérselo, la sorprenden «inspiraciones». El segundo es la presencia recurrente de Edilberto Torres, un hombre que aparece y desaparece de la vida de Fonchito ─el hijo de Rigoberto─ de manera extraña, llegándose incluso a especular que Edilberto podría ser la aparición del diablo como ocurrió en Doktor Faustus de Thomas Mann. Más peculiar aún es el hecho de que a pesar de haber desarrollado ampliamente una trama llena de cuestionamientos alrededor del tal Edilberto, la existencia de este personaje queda sin descifrarse; ni siquiera se esclarece si realmente existe o es inventado. Es como si se estuviera escribiendo una novela y se la terminara abruptamente a mitad del libro. ¿Por qué hace esto el autor? Es inexplicable. ¿Acaso es este el nuevo mundo que el autor comienza a explorar? Vargas Llosa dedicó mucho tiempo a la elaboración de dicho personaje y sus interacciones con Fonchito para abandonarlo como si nada, como si no tuviera un compromiso con su lector para dar resolución a esa subtrama. ¿Intenta retomar la historia en una obra futura? ¿Deja cabos sueltos intencionalmente para darle más realismo a la novela? Tal vez sus próximas obras descifren este enigma.

Puede que usted se pregunte qué tan valioso puede ser lo técnico si el contenido es tan cuestionable, y reconozco esta pregunta como válida. Mi respuesta es: depende. Depende de lo que usted busque, si es entretenimiento puro, lo encontrará; si es sofisticación en la narrativa, la encontrará; si es elevar el espíritu, este no es el libro adecuado. Desde mi perspectiva de mujer que escribe y que ama distraerse con la belleza de la palabra y de la narrativa, el libro vale mucho. Desde mi inquieta intelectualidad, en búsqueda de serias reflexiones humanas, no pagaría casi nada por este. Pero me gustan los paseos, desde los retos intelectuales hasta las distracciones ligeras y bellas, me conformo esta vez con lo último, y recojo con alegría lo que el autor nos ha regalado desde el alto tecnicismo que domina. Nada nuevo, es cierto, las mismas técnicas narrativas utilizadas con anterioridad, pero ¿no adoraría usted tener una obra de Goya, de Renoir, de Velásquez, justamente por el dominio de su técnica? Aquí algunos ejemplos: transmite una gran naturalidad en los personajes y en sus diálogos, esto a pesar de la riqueza de su vocabulario; une reflexiones que están en su mente con diálogos reales ocurridos en tiempos y espacios diferentes; crea diálogos yuxtapuestos que se entrecruzan de Piura a Lima y viceversa; oculta información clave para entender los sucesos dejándonos saber que existe pero sin develarla, el narrador omnisciente cuenta lo que sabe pero mientras va narrando se apoya en los pensamientos de los personajes sobre los que está hablando; hace que dos historias lejanas espacialmente se junten influyendo una a otra (la técnica de los vasos comunicantes); construye una historia dentro de otra (la técnica de la caja china o la muñeca rusa) como cuando Felícito le cuenta a Adelaida el desenlace de las investigaciones, el capitán Silva a Felícito, el vigilante a Lituma; introduce diálogos o comentarios entre paréntesis o entre rayas en medio de una oración, etc.

Finalmente quisiera subrayar que la intertextualidad reina en esta obra, viejos personajes de antiguas novelas regresan: Rigoberto, su mujer Lucrecia, su hijo Fonchito y su empleada Justiniana (Elogio de la madrastra, 1988); Rigoberto es asimismo el que fuera protagonista en Los cuadernos de don Rigoberto, 1997; el sargento Lituma (ya aparecido en La casa verde, 1966; en ¿Quién mató a Palomino Molero?, 1986; y en Lituma en Los Andes cuando todavía era cabo); el capitán Silva, los Inconquistables, la Casa Verde, etc. Es decir que su obra comienza a inventar y retornar a esos lugares y seres «vivientes» como lo hiciera, por ejemplo, Juan Carlos Onetti hacia el final de sus días, cuando juntó a sus más amados personajes en su última novela Cuando ya nadie importe. Que no sea este el caso de Vargas Llosa, que su último libro tome mucho tiempo en aparecer. Mientras tanto, no nos perdamos su vida y continuemos disfrutando de su arte.

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