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Noticias del imperio – Fernando del Paso
NOTICIAS DEL IMPERIO
Fernando del Paso. Histórica de Muchnik Editores, 2001.
Fernando del Paso nació en 1935 en México D.F. y estudió Economía y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha escrito apenas cuatro novelas. Le tomó diez años terminar sus tres primeras novelas y ocho la última. Su primera obra –José Trigo– recibió el Premio Xavier Villaurrutia 1966, su segunda obra –Palinuro de México– el Premio de Novela México 1976, el Premio Internacional Rómulo Gallegos 1982, el Premio Casa de las Américas 1982 y el Premio Médicis a la Mejor Novela Extranjera publicada en Francia 1985-1986; y su tercera novela –Noticias del Imperio– el Premio Mazatlán de Literatura 1988. Como poeta ha publicado varias colecciones, entre ellas Sonetos de lo diario.
Maximiliano I de México, archiduque de Austria, fue el segundo y último emperador de México (1864-1868) después que Napóleon III decidiera restaurar la monarquía en ese país, aunque retrocediera en su apoyo pocos años más tarde. A pesar de que oficialmente se dice que Maximiliano fue fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro, se han levantado sospechas de que habría vivido en San Salvador bajo un seudónimo. Carlota Amalia, su consorte, nacida en Bruselas, se convirtió en emperatriz de México durante el mismo periodo. Se dice que perdió la razón al regresar a Europa después del abandono que sufrieron ella y su esposo, obligándolos a fracasar en su empresa, lo cual significaba la pérdida de toda dignidad dentro de la realeza. Se especula también que regresó embarazada de otro hombre y que se escondió para evitar el escándalo público. Hay indicadores de que sufría periodos de locura pero no queda claro cuán profunda o permanente era esta ya que otros hechos indican que también tenía periodos de lucidez. Se dice incluso que siguió tomando decisiones políticas y mercantiles, y que gracias a ellas continuó siendo la mujer más rica del mundo en esa época. Lo cierto es que murió confinada en el Château de Bouchout en Bélgica.
Hasta allí los hechos históricos. ¿Y qué tiene todo esto que ver con Noticias del Imperio? Pues mucho. Ese libro es una novela histórica basada en la vida de esta pareja real, donde se describe cómo se pretendía decidir el destino de México desde Europa, cómo se logró instaurar una monarquía en la segunda mitad del siglo XIX en ese país y el por qué se revirtió esta decisión. La novela tendría ya un gran valor si solamente consideráramos la información histórica que nos proporciona, pero la obra se eleva aún más por múltiples razones, erigiéndose en lo más alto de la literatura.
La novela nos contacta con la vida de la realeza: sus lujos, ceremonias e intrigas; nos pinta el retrato de una monarquía poderosa, ambiciosa, desleal, arrogante, aunque convencida de sus derechos. Son visibles las disputas de la Casa de Habsburgo o entre las monarquías europeas, y los juicios para la realeza o sus países son abiertos: “no veo cómo podemos justificar una intervención en ningún país en nombre de la justicia social, habiendo en Francia tanta corrupción y tanta desigualdad”.
La obra también no enriquece contándonos la historia del México de aquella época: bosqueja lo ocurrido después de la retirada de los españoles, explica cómo las tres principales potencias marítimas del mundo firmaron en 1861 una Convención Tripartita en Londres en la que se comprometieron al envío de tropas de ocupación a las costas de México, detalla la ocupación, describe el gobierno de Maximiliano I, y su fin.Trata asimismo de la vida de algunos de sus personajes más importantes como, por ejemplo, Benito Juárez: “un indio cetrino […] huérfano de padre y madre desde que tenía tres años de edad, y que a los once era sólo un pastor de ovejas que trepaba a los árboles […] para […] hablar […] en el único idioma que entonces conocía: el zapoteca”.
¿Qué rol tenía Estados Unidos en la vida mexicana con su aproximación “América para los americanos” expresada en la doctrina de Monroe? ¿Cuál la iglesia católica? ¿y cuáles eran sus conflictos con el poder político? Son algunos de los muchos temas que son abordados en el libro.
Siendo tan interesante y valiosa la Historia, le otorgo a la estrategia para transmitirla más valor aún. Fernando del Paso tuvo la brillante idea de ubicar a Carlota de México en el último año de su vida, cuando ella contaba con 86 años, y desde allí hacerla dueña de monólogos de locura y cordura, donde ella le habla a su esposo recapitulando su vida entera; relatos a través de los cuales ella puede ubicarse en el siglo XIX o el XX, entrar al Palacio de las Tullerías, regresar a México, volver a Europa, referirse a sus familias, explicar a Maximiliano su estado de salud dando a entender a veces que está loca, y otras veces que no lo está; todo esto encolerizándose, defendiéndose, explicándose, preguntándole, reprochándole, acusándolo:
– “porque habrás de saber, Maximiliano […] que yo enterré a todo el mundo. Yo enterré a Próspero Merimée, el imbécil que cuando vine a Saint Cloud a pedirle ayuda a Luis Napoleón y Eugenia le dijo a todos que […] no me soltaría ni un quinto ni un soldado”. […] Yo enterré a tu hermano Francisco José y con él al Imperio Austro Húngaro”;
– “¿para que no sepa yo que Alfonso Trece de España anda por el mundo en un automóvil atropellando burros y vacas? ¿Para que no entere de las vergüenzas que le hizo pasar a tu familia tu sobrino el archiduque Otto que cabalgaba desnudo en pleno día por el Prater?”
– “por mentir así, Maximiliano, por ser tan hipócrita, […] por eso te castigó Dios”.
Los monólogos de Carlota son, por otro lado, una historia de amor indesmayable, llenos de una música que nos lleva a sumergirnos en el mundo de lo poético:
– “los corimbos púrpura de los rododendros y las copas blancas de los nenúfares y las corolas moradas y olorosas de las lilas: para mí habían nacido, para mí florecían”
– “¿y sabes a lo que más le tienen miedo Maximiliano? A que te invente a ti de nuevo. A que de tu fantasma […] haga yo un príncipe más alto aún de lo que fuiste en vida, más alto que tu tragedia y que tu sangre”
– “he desandado el tiempo y he visto cómo se abren de nuevo tus ojos […] y cómo las balas salen de tu cuerpo […] y cómo la sangre se evapora de tu pecho”
– “o puedo, si quiero, que de las heridas de las balas broten amapolas líquidas o ríos de mariposas”
Por momentos evoca la condición humana y común de la realeza, como, por ejemplo, en el capítulo dedicado a las enfermedades del emperador Maximiliano, donde se retratan escenas de su debilidad y hasta se le humilla haciéndonos contemplar uno de sus exámenes rectales. Es el mismo rol que, además de acentuar la locura, parece cumplir el erotismo fuertemente impregnado en la obra:
– “sentada toda la noche, con las piernas abiertas y el camisón arremangado, me masturbo hora tras hora, sin parar, y la baba que me escurre de la boca se junta con la baba que me escurre de las piernas y forma un solo hilo espeso y blanco como tu esperma Maximiliano”
– “tuyas estas mis dos piernas que bañé con limón y polvo de piedra de nácar y tallé con piedra pómez para que tú, cuando regresaras […] las encontraras más brillantes y lisas, tuyas las nalgas que restregué con rosas y polvos de arroz para que tú, […] las vieras, las sintieras, las besaras más perfumadas y más blancas”
– “abro el ropero y te llevo a mi lecho y […] hago el amor contigo, […] con el palo que te puse entre las piernas […] una noche […] casi me atravesé la matriz, casi me rasgué el útero, pero seguí haciendo el amor contigo hasta el amanecer”
Carlota habla intercaladamente en siete de los quince capítulos de la novela, desde el primero hasta el décimo tercero, todos titulados “Castillo de Bouchot”. Los otros ocho, sin embargo, están repartidos, y a veces fragmentados, en otras voces: varios aparecen con el título del tema histórico que se va a tratar, abordados como tradicionalmente se cuenta la Historia; otro, aparece como una escena social en un baile de la nobleza, donde dos enmascarados hablan: un senador romano –el príncipe Richard Metternich– y un noble veneciano que resulta ser Napoleón III; dos capítulos son dedicados al encuentro de Benito Juárez con su secretario para discutir el informe de la vida del Emperador Maximiliano y de su entorno más cercano; en otras secciones, dos hermanos se escriben cartas. ¿Qué podría ser más didáctico que esta variedad de ópticas y estilos?
¿Qué más puede pedírsele a una novela? México puede estar orgulloso de contar con un escritor de la talla de Fernando del Paso. Ningún mexicano –y tal vez ningún latinoamericano–debería ignorar esta gran obra que nos cuenta una parte de nuestra Historia, y que está escrita con conocimiento, sabiduría, belleza y sensibilidad.
¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?
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Arráncame la vida – Ángeles Mastretta
ARRÁNCAME LA VIDA
Ángeles Mastretta. Alfaguara, 1994.
Ángeles Mastretta nació en Puebla, México en 1949. Estudió Ciencias de la Comunicación en la UNAM. En 1974 fue becada para estudiar en el Centro Mexicano de Escritores. Posteriormente un editor le patrocinó seis meses para que se dedicara a escribir su primera novela. De allí nació Arráncame la vida. Antes de publicar esa novela la autora había escrito un libro de poesía, La pájara pinta. Más tarde escribiría Mal de amores, La risa y Mujeres de ojos grandes. Sus experiencias fuera de la literatura han sido como periodista y como fundadora de la Unión de Mujeres Antimachistas en México, D.F.
Pese a que Arráncame la vida ha sido traducida a once idiomas y ha vendido millones de ejemplares en el mundo, la crítica ha sido dura con su autora. Esto me recuerda la severidad con que se le ha tratado a Isabel Allende como escritora aunque es ─en lengua española─ la autora que más ejemplares ha vendido en el mundo (cincuenta y siete millones) y a pesar de la buena lista de valores que podrían rescatarse de su narrativa. Esta novela de Ángeles Mastretta no alcanza la tremenda talla de la obra de Isabel Allende pero merece muchos elogios a mi parecer y entra, sin duda, en la categoría de los libros recomendables.
Arráncame la vida es la historia de una mujer llamada Catalina Guzmán (Cati) que fue desposada muy joven por un militar que fácilmente le doblaba la edad, el general Andrés Ascencio. Este hombre logró ser gobernador del estado mexicano de Puebla lo cual le dio mucho poder y una posición económica de gran solidez. Sin que Cati se diera cuenta su vida giraba alrededor de la de su marido, de modo que ella actuaba en función de las necesidades familiares o políticas de él. Por ejemplo, Andrés tuvo, además de amantes, otras mujeres ─no declaradas─ antes de casarse con Cati; no solo tuvo hijos con ellas sino que llevó a seis de ellos a la casa de Cati para que vivieran en su hogar. En lo que respecta a su vida política ella se convirtió en la gobernadora (esposa del gobernador), esto la obligaba a organizar recepciones sociales en su hogar tanto como a hacerse cargo de la Beneficencia Pública que incluía el manicomio, el hogar de los huérfanos y los hospitales de la zona.
¿Y qué trato le daba él? En palabras de Cati, ella era su objeto de decoración. Le tenía ciertas consideraciones pero no le prestaba mucha importancia como mujer. No le consultaba ninguna decisión importante, no le permitía que ella diera opiniones, aparecíay desaparecía de su vida sin darle explicaciones, y así por el estilo.
Al pasar los años los rumores sobre los delitos y crímenes de Andrés crecían. Cati fue abriendo los ojos y siendo testigo de cómo se relacionaban ciertas muertes y otros dolorosos hechos con los intereses de Andrés. Su amor de mujer fue disminuyendo y con el correr del tiempo se hizo evidente que ella tenía otras necesidades afectivas, sexuales y de realización personal. Era proclive a lo que la vida le ofrecía si su contenido era diferente de lo que ella había vivido, por ejemplo si contenía sensibilidad, amor a la música o al arte cinematográfico, etc.
Un día Catalina encontró otro amor, y cuando Andrés se dio cuenta lo arrancó de su vida como si él fuera el dueño de su destino, y con ello le arrancó la vida, si no se la había arrancado ya antes. Al parecer ella nunca le perdonó ese dolor y se insinúa que tomó venganza con sus propias manos. La muerte adelantada e inexplicable del general la convirtió en viuda antes de los cuarenta años, abriéndole así la posibilidad de reconstruir su propia vida.
El hecho de que el protagonismo de la novela recaiga sobre una mujer no es común en las novelas escritas por hombres ─que son la gran mayoría─ de modo que en este punto encontramos ya el primer gran valor de la obra. Leyéndola podremos apreciar que refleja el sentir, el pensamiento y la personalidad no solo de la protagonista sino también de otras mujeres que van apareciendo como personajes secundarios.
Además, se podría decir que para su época Cati era una mujer con rasgos feministas. La obra está situada entre los años treinta y los cincuenta, época en que recién se reconocía a la mujer el derecho al voto. Inimaginable pensar que una mujer se permitiera tener relaciones extramaritales con la decisión y atrevimiento con el que Cati se lo permitió. En el ámbito doméstico Cati llevó una vida totalmente tradicional al inicio pero su condición pudiente le permitió más tarde no hacer los quehaceres del hogar, a lo cual además ella añadió un elemento inaceptable aun en nuestros días que fue el renunciar a su condición de madre, rol del que habla con desdén y desagrado. Posteriormente Cati aprendió a tomar decisiones cada vez con más osadía y se procuró espacios de libertad. Esa temática tan fuera de los cánones establecidos -estemos de acuerdo con ella o no- es el segundo valor de la obra. ¿Qué mujer no se vería invitada a reflexionar sobre su propio desarrollo al ver la evolución de la vida de Catalina desde su juventud hasta su adultez?
El tercer valor de este libro radica en la integración del ámbito personal con el político e histórico, componente ─a mi modo de ver─ mejor logrado que los anteriores. Destaca la caracterización de Andrés como militar y político: un hombre dominante, egoísta, machista, falso y abusivo que ambiciona el poder, y que está lleno de astucias para apoderarse de él o usarlo a su favor cuando lo tiene en sus manos. Su presencia es lo más realista de la obra ya que está vinculada con nombres famosos en México o en referencia a sucesos históricos reales acaecidos en ese país. La atmósfera política tan cambiante es propia de aquella época en que mantenerse en el poder durante un año era ya una hazaña. Esto, percibido desde la intimidad del hogar, desde los ojos de la esposa de un político, le da un valor agregado al recuento de los hechos. De manera aparentemente inocente, constituye una crítica sutil a la corrupción de los políticos.
La narración es ágil, sencilla, apropiada técnicamente y de estilo agradable. Sin embargo, carece de emoción. Incluso en los momentos dramáticos, las reacciones parecen no ser tales a falta de expresividad emotiva. Casi todo sucede sin la tensión del conflicto, la lucha interna por alcanzar un objetivo o el desgarro de un dolor profundo. Todo evoluciona sin notoriedad, como si en el fondo el libro no tuviera un argumento claro. Es la gran limitación de la obra. No obstante, mereció un lugar ─aunque fuera lejano─ entre las cien mejores novelas escritas en lengua castellana entre los años 1982 y 2007. Un gran orgullo para la mujer latinoamericana que recién está incursionando en la literatura.
¿RECOMENDARÍA LEER ESTA OBRA?
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