Cartas desde la nieve – Cecilia Lira

Primera Carátula de «Cartas desde la Nieve»
CARTAS DESDE LA NIEVE
Cecilia Lira. Editorial Mesa Redonda, 2012.
Cecilia Lira es una escritora peruana, nacida en Lima en 1940 y radicada en Montreal desde 1992. Habla español, inglés, francés y alemán. Su ensayo titulado ¿Por qué aprendo alemán? fue merecedor del Primer Premio del Instituto Goethe en 1986. «Canadian Experience», su segundo ensayo, apareció publicado en 2010 en el libro The City We Share, una antología de escritores de la ciudad de Pointe Claire en Canadá, editado por Mark Abley, poeta, columnista de The Gazette, novelista y editor en Montreal. Cartas desde la nieve es el primer libro de Cecilia Lira. Su próximo, titulado La Buena Muerte 820 verá la luz proximamente.
Conocí a Cecilia Lira en el VI Encuentro de Escritoras Hispano‐Canadienses, sus Críticos y Editores, llevado a cabo el 6 de junio de 2015 en Ottawa, donde leyó un cuento de su autoría cuyo tema central era la estremecedora historia de la violación de una empleada del hogar. La autora presentaba este drama en medio de la cotidianeidad de la vida de una familia de clase media limeña; contraste acentuado con la introducción del idioma quechua en una narración que tenía como base el español. Escuché este relato solo una vez, pero esa experiencia fue suficiente para no olvidar el impacto que dejó en mis emociones y en la de otros asistentes al evento, según me mencionaron algunos de ellos. No dudé, entonces, en aceptar hacer la crítica de su primer libro cuando se presentó la ocasión.
Leer esta obra fue sorprendente también, pero por diferentes razones. No fue fácil reconocer que ambos escritos vinieran de la misma pluma. Cartas desde la nieve, en congruencia con su título, es un libro que recopila historias escritas desde Canadá. Reúne específicamente, además del prólogo, treinta y seis extractos basados en recuerdos de la autora y en cartas manuscritas que su madre guardó en vida en un gran sobre de manila y que ella no descubrió hasta el momento de su muerte. Si aplicamos un mínimo de rigor, en realidad veremos que esos extractos no son cartas propiamente dichas. Estas existen, pero conformarán la tercera parte del libro a lo mucho, y no todas serán firmadas por Cecilia, la protagonista. La mayoría de estos compendios constituyen experiencias de vida de cuando ella y su familia emigraron a Canadá. Encontraremos inclusive un cuento por ahí. Este es el resumen general de la temática del libro y los géneros literarios que allí se utilizan: el epistolar, la anécdota y el cuento.
La obra está escrita en un lenguaje tan cotidiano y con una actitud tan natural que no hay lector que no pudiera comprenderla, incluyendo a personas que recién inician su camino por la literatura. Sin embargo, si nos viéramos obligados a precisar a qué público podría interesarle particularmente, diríamos que a los migrantes que llegamos a radicar a Canadá y a aquellos que se interesan en emigrar a este país, porque mucho de lo que en el libro se cuenta es la realidad enfocada desde la mirada de un nuevo residente.
Se hablará, por supuesto, del invierno, de las costumbres diferentes, de los dolores, de la nostalgia por todo lo dejado atrás, de los retos, de las dificultades para encontrar un trabajo y para mantenerse en él, de cómo se puede salir del hoyo, y de qué manera los años, el buen espíritu y el esfuerzo lo mejorarán todo. Lo que podría ser drama, y lo es en mucho, se convierte en desafío, en amor, en risa, en la increíble lucha de la que solamente un migrante puede dar testimonio. Quienes aquí vivimos nos reconoceremos en ello. Quienes planean radicar en este país lo pensarán más cuidadosamente. Algunas anécdotas son, probablemente de interés solo para su autora, pero estas serán la excepción. La belleza de este país no se pondrá nunca en cuestionamiento, sobre todo en lo que respecta al amor y solidaridad de su gente. Mucha de la dicha vivida será verse insertados en el sistema, ver la realización de los hijos, por quienes se llegó a esta tierra.
Encontraremos positivismo e ingenio en medio del drama, deseos de vivir, empeño por salir adelante, capacidad de trabajo, ejemplo, sencillez y hasta desvergüenza. La autora no pone ningún empeño en esconder experiencias ridículas, desagradables y hasta groseras u ordinarias. En general, sin embargo, el libro estará marcado por una alegre espontaneidad, por un fuerte deseo de vivir, pero quizá lo más memorable será su sentido del humor y su expresividad, los cuales harán de esta narrativa una tragicomedia. Cecilia Lira sabrá hacernos reír cuando menos lo esperemos; capturando aquello que todo migrante querría poder expresar. Comunica.
Técnicamente es muy difícil juzgar esta obra porque está muy fragmentada. El hilo conductor es claro, pero no la consistencia externa de sus apartados. No es una obra necesariamente lineal (aunque esa es su tendencia) ni enfocada en una sola atmósfera. Hay muchos cronotopos (del griego kronos = tiempo y topos = espacio, lugar) en este libro, pero entre ellos no hay una conexión que nos muestre el arte de enlazar el todo de la narración. Las historias se relacionan, no hay duda, porque pertenecen a una misma vida. Es una suerte de autobiografía, pero fraccionada. El vocabulario es apropiado, el manejo de la gramática muy conveniente y la edición del libro es elegante. Bello título el del libro, por cierto.
Para mayor referencia sobre la autora, consultar www.cecilialira.com
Publicado el noviembre 22, 2015 en CRÍTICAS y etiquetado en Cecilia Lira, Crítica, Crítica literaria, Literatura Perú, Reseña, Reseña literaria. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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